‘Celeste’, un videojuego que puede cambiarte la vida

febrero 29, 2024
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Llego tarde, lo sé. Mucho se ha escrito de Celeste desde que se publicó en 2018 y siempre había sido reacio a jugarlo. Plataformas pixelart y una dificultad endiablada. Del argumento poco sabía y no me llamaba en absoluto. Hasta que prácticamente me obligaron a jugarlo. Me adentro en spoilers, aunque no mucho, porque creo que la experiencia Celeste es muy diferente para cada jugador. Por Marcos de Vicente.

Encarnamos a Madeline (puedes renombrar al personaje si quieres, pero no soy de esos) en su lucha interna representada en la montaña Celeste, una cumbre llena de peligros en la que pronto descubrimos que la mayor de las amenazas está en nuestro interior. Lo digo ya: es el juego más complicado que me he pasado, pero la buena de Maddy Thorson, responsable de esta maravilla, toma una decisión perfecta. Si mueres, apareces automáticamente a una velocidad de vértigo en el punto casi exacto en el que caíste.

Esto provoca un ensayo y error frenético que te hace intentarlo una y otra vez, premiando la constancia y el esfuerzo de manera supersatisfactoria. De una manera casi orgánica, vas asimilando a Madeline como propia hasta que dejas de saltar con ella y empiezas a hacerlo tú. Tú eres el que esquiva enemigos. Tú eres el que busca un risco para descansar cuando estás fatigado. Tú eres el que lucha contra tu alter ego. Tú, tú y tú.

Este juego habla de las enfermedades mentales tales como la depresión y la ansiedad de una manera no conocida hasta el momento. La pluma. Esa bendita pluma que todos soplamos en nuestro día a día y que simboliza de manera brillante la existencia de muchos de los que cogemos el mando para ayudar a Madeline (o a nosotros mismos).

El juego es tremendamente exigente, sí, pero es igual de acogedor. Con un diseño precioso, un control pulido hasta extremos inalcanzables y un diseño de niveles apabullante, Celeste puede cambiarte la vida por mucho más que eso. Como videojuego es casi perfecto, pero como obra audiovisual puede ser un punto de inflexión para muchos de los que tengáis el mando en las manos.

Videojuego como forma de arte

Maddy Thorson ha conseguido completar una obra redonda que sería imposible de realizar en otro medio. Celeste justifica por sí mismo el concepto de videojuego como forma artística. No podría ser una película, no podría ser un libro y no podría ser una canción (por cierto, la banda sonora es sublime). Hace mucho que terminé la historia de Madeline, pero nunca me ha abandonado. Pienso casi a diario en ese ascenso, en ese yo del espejo presente en cada paso que doy desde que me levanto y en esos compañeros de viaje en los que apoyarnos cuando estamos más flojos.

Celeste es tan necesario como valiente. Tan cruel como confortable. Una caricia y una bofetada al mismo tiempo. Un juego que puede llegar a obsesionarte y que realmente puede ayudarte a la hora de comprender el mundo que te rodea y los pensamientos negativos que te pasan por la cabeza. Especialmente si, como yo, has sufrido alguna vez en tu vida algo cercano a la depresión.