La próxima gala de los Premios Goya se celebrará el 8 de febrero en el Palacio de Congresos de la ciudad de Granada. Uno de los momentos más emotivos de la velada será, como siempre, la entrega del Goya de Honor, que en esta ocasión la Academia de Cine entregará a la actriz Aitana Sánchez-Gijón tras casi 40 años de carrera.
Curiosamente, la intérprete no ha estado casi nunca nominada en los Goya, salvo como secundaria por Madres paralelas de Pedro Almodóvar. Sí que tiene un premio muy relevante como la Concha de Plata a la Mejor actriz del Festival de San Sebastián por Volavérunt de Bigas Luna.
Además de con ellos dos, Sánchez-Gijón ha trabajado en películas de Fernando Fernán-Gómez, Pilar Miró, Vicente Aranda, Gonzalo Suárez, Jaime Chávarri, Imanol Uribe, Fernando Colomo, Adolfo Aristarain, Juan José Campanella, Manolo Gómez Pereira o Patricia Ferreira, entre otros.
Sánchez-Gijón, nacida en Roma, fue la primera mujer en presidir la Academia de Cine, concretamente entre los años 1998 y 2000.
En un encuentro con los medios, Sánchez-Gijón hizo balance de su trayectoria: “Cuando era joven solo deseaba ser actriz como nada en el mundo, era una certeza. Tuve la suerte de que me saliera bien. No me he imaginado nada de lo que me iba a pasar, me lo he encontrado por el camino y también he podido hacer elecciones conscientes. Me lo he tomado con mucha seriedad, pero sin perder de vista la niña interior que juega y que intenta sacar hacia fuera algo del alma humana a través de los personajes”.
Según ha declarado el presidente de la Academia de Cine, Fernando Méndez-Leite, se otorga este reconocimiento “una actriz muy querida y respetada por sus compañeros y reconocida por el público y la crítica desde sus comienzos”.
“Una actriz completa: seria, responsable, competente, cercana y que sabe otorgar a todos sus trabajos verdad, sinceridad y profundidad”, añade.
Para la actriz, el premio supone sentirse querida por sus compañeros “que valoran que llevo aquí toda la vida y sentir que formo parte de esta familia del cine”. Los que nos dedicamos a esto “necesitamos ser amados y esto es una prueba de amor máxima”, así que “es un estímulo para seguir adelante”.
La actriz considera que está en un buen momento. La noticia le llegó justo antes de subirse al escenario por la obra de teatro La madre: “Estoy en plenitud de facultades, soy más consciente de mis recursos, estoy más en paz con mis limitaciones y me doy más espacio a jugar y arriesgarme más”.
La evolución de Aitana Sánchez-Gijón
Aitana Sánchez-Gijón debutó en el cine en 1986 de la mano de José María Forqué en Romanza Final (Gayarre), el mismo año en el que se convertía en un rostro habitual de la pequeña pantalla gracias a la serie Segunda enseñanza, en la que compartía reparto con Juan Diego, junto a quien recibió la Medalla de Oro de la Academia en 2015.
Unos años después, despegó con la exitosa Bajarse al moro, comedia de Fernando Colomo y estuvo en otros largometrajes como Remando al viento, de Gonzalo Suárez, o Jarrapellejos, de Antonio Giménez Rico. También apareció en El mar y el tiempo, dirigida por Fernando Fernán-Gómez, o El pájaro de la felicidad, de Pilar Miró, al tiempo que empezaba a incorporarse a producciones internacionales, con El marido perfecto, de Beda Docampo Feijóo.
En los años 90 encadenó importantes papeles en producciones como Un paseo por las nubes, de Alfonso Arau, en la que compartía protagonismo con Keanu Reeves; La ley de la frontera, de Adolfo Aristarain; Boca a boca y El amor perjudica seriamente la salud, ambas de Manuel Gómez Pereira; La camarera del Titanic y Volavérunt, de Bigas Luna; o Yerma, de Pilar Távora; además de encarnar en la pequeña pantalla a La Regenta, a las órdenes de Fernando Méndez-Leite.
En este siglo ha hecho trabajos como en El maquinista, de Brad Anderson, junto a Christian Bale; La puta y la ballena, de Luis Puenzo; o La carta esférica, de Imanol Uribe. Más recientemente, se la vio en Thi Mai: Rumbo a Vietnam, de Patricia Ferreira; Madres paralelas, de Pedro Almodóvar; La jefa, de Fran Torres, y Que nadie duerma, de Antonio Méndez Esparza. Tampoco ha abandonado la televisión, con series como Velvet, Estoy vivo y Respira.
