La marca de Xbox elimina de un plumazo cuatro estudios de Bethesda, incluido Tango Gameworks, responsables de Hi-Fi Rush, y Arkane, creadores de Redfall. Por Manuel Sánchez Gómez
Las promesas de Phil Spencer de utilizar la adquisición de Bethesda y Activision para hacer más juegos y fortalecer su marca han quedado en poco más que agua de borrajas. Este martes, Microsoft, a través de las palabras de Matt Booty, jefe de Xbox Games Studios, anunció el cierre de cuatro estudios de Bethesda: Tango Networks, Arkane Austin, Alpha Dog Studios y Roundhouse Games. Un nuevo golpe a la industria y que prosigue la corriente actual de despidos, cierres y recortes que asola el mundo del videojuego.
Tango Networks son los responsables de Hi-Fi Rush, uno de los mejores juegos de la división Xbox en los últimos tiempos y que recientemente había salido en Play Station, además de su rumoreado lanzamiento en Nintendo Switch en un futuro cercano. Este juego, que combina las mecánicas ‘hack & slash‘ con el ritmo y la música, estuvo entre los candidatos al GOTY (juego del año) en 2023 y es una de las ideas mejor recibidas por la crítica y el público en los últimos tiempos.
«Priorización de grandes títulos»
Esto, sin embargo, no es suficiente para una Xbox que prefiere priorizar los grandes títulos.
«Estos cambios se van a producir para priorizar los juegos de gran impacto y para continuar la inversión en el portfolio de Bethesda de juegos ‘blockbuster» y mundos que nos han nutrido a lo largo de muchas décadas. Para doblar esfuerzos en estas franquicias e invertir en desarrollar nuevas nos obliga a mirar nuestro negocio e identificar las oportunidades que nos lleven al éxito. La priorización de títulos y de recursos implica que algunos equipos serán redistribuidos con otros y que algunos compañeros nos dejarán», dijo Booty en un comunicado al que tuvo acceso IGN.
En el caso de Arkane Austin, son los creadores del fallido Redfall, un juego cooperativo de vampiros que salió hace un año y que supone uno de los grandes fracasos de la marca Xbox. El juego recibió malas críticas, flaqueó en la historia y el ‘gameplay’ y además estuvo plagado de fallos técnicos. A día de hoy, su calificación en Steam es de «mayormente negativas», mientras que en ‘Metacritic’, la web que aúna críticas de usuarios y de prensa especializada, tiene un 56 sobre 100 por parte de los medios y un 3,5 sobre 10 por parte de los jugadores.
Un fracaso con consecuencias
Pese a este sonoro estropicio, Arkane Austin estaba desarrollando un nuevo DLC para el juego y, de hecho, había trabajadores del estudio trabajando en el código del mismo un día antes de que se anunciara el cierre.
Los otros dos estudios afectados por este cierre son Alpha Dog Studios, creadores del juego de móviles Mighty Doom, y Roundhouse Studios, que no será desmantelado como tal, sino que será absorbido por ZeniMax Online Studios, desarrolladores de The Elder Scrolls Online.
«Para cualquier ejecutivo que pueda estar leyendo esto, un recordatorio amistoso de que los videojuegos sin una industria de entretenimiento/cultural y que vuestro negocio, como corporación es cuidar los artistas y ayudarles a crear valor para vosotros», dijo en una serie de publicaciones en redes sociales Dinga Bakaba, jefe de Arkane Lyon, uno de los estudios de Bethesda que aún no se ha visto afectado por los despidos.
«No nos metas en fiebres del oro, no nos utilices como testaferros para errores de cálculo o puntos ciegos y no conviertas nuestros entornos de trabajo en junglas darwinistas. Decís que os enorgullecéis cuando hacemos un buen juego. Hacednos sentir orgullosos también cuando los tiempos sean difíciles. Sabemos que podéis porque lo hemos visto antes», añadió Bakaba.
La nueva pandemia en la industria
Esta estrategia de cierre sigue a los 1.900 despidos que se anunciaron hace tres meses en la sección de videojuegos de la empresa y deja en el aire a otros estudios de la compañía, como puede ser Obsidian, id Software y Arkane Lyon. El total de personas despedidas en la industria superó las 10.000 personas el año pasado y no se ve fin a una crisis auspiciada por el auge que sufrieron los videojuegos durante la pandemia, y que ahora se ha reducido, y por una tendencia entre los directivos por priorizar los números y los beneficios por encima de los videojuegos en sí.
Para ponerlo en perspectiva, en sus últimos resultados financieros, los correspondientes al tercer trimestre del año fiscal 2024, Microsoft anunció unos ingresos de 58.000 millones de euros, lo que supone un aumento del 17 % respecto al periodo anterior.
Los resultados de la división de videojuegos, sin embargo, solo siguen al alza por la adquisición de Activision, gracias a la que creció un 51 %. De esta subida, 55 puntos porcentuales son gracias a Activision, por lo que, sin esta compra, la división de videojuegos habría bajado en el último trimestre, sobre todo arrastrada por la bajada en venta de consolas, que se redujo un 31 %.
Dejando los números a un lado, el cierre de Tango, el más significativo de los cuatro, demuestra que ni siquiera el éxito y la calidad sirve en la industria actual para tener el puesto de trabajo asegurado, además de la inestabilidad laboral que esto provoca, con gente que estaba trabajando en un DLC, como es el caso de Arkane Austin, siendo despedida en mitad de su desarrollo.
