Si el año pasado demostró algo en la taquilla (o eso creíamos) es que el fenómeno conseguido con el estreno coincidente de Barbie y Oppenheimer se benefició enormemente de la gran pantalla como epicentro de la generación de un gran evento cultural. Sin embargo, el co-CEO de Netflix Ted Sarandos le niega esa excepcionalidad a las salas de cine y considera que en Netflix habrían conseguido el mismo impacto.
En una entrevista concedida al The New York Times, Ted Sarandos llevó la contraria a los que creen que las salas de cine, como concepto, fueron fundamentales para que se diera el masivo éxito económico del fenómeno conocido como ‘Barbenheimer’.
Cabe destacar que Barbie recaudó 1.400 millones de dólares globalmente, mientras Oppenheimer sumó unos 950 millones de dólares en todo el mundo.
Según la cara visible de Netflix, en su plataforma habrían logrado la misma audiencia. Independientemente de si tiene razón o no, Sarandos obvia precisamente que la sala de cine permite explotaciones para los propietarios de los contenidos como las mencionadas en el párrafo anterior.
En la entrevista vuelve a atacar al concepto de la sala cinematográfica como algo superior, yendo de nuevo a la contra de esos grandes cineastas con los que en algunas ocasiones han querido trabajar (ya mucho menos) y que siempre han recalcado que no hay mejor sitio para disfrutar sus películas como una buena sala de cine.
“No hay ninguna razón para creer que una película es mejor en un determinado tamaño de pantalla. Mi hijo tiene 28 años y ha visto Lawrence de Arabia en su teléfono móvil”, añadía Sarandos. El comentario ha provocado sarpullidos en las redes sociales entre los cinéfilos y los amantes de la obra maestra de David Lean.
Por lo demás, en la entrevista, Sarandos confirma que seguirán con la estrategia de combinar en su catálogo contenidos originales y con licencia (ya sean de segunda ventana o más antiguos), ya que considera que “esa fórmula es la que funciona mejor para entretener a todo el mundo”.
