'Ex Maridos' (Avalon)

Crítica ‘Ex Maridos’: Los hombres también lloran

junio 5, 2024
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Tras ocho años desde su debut, Noah Pritzker (Quitters, 2015) vuelve a poner el foco en la familia estadounidense, esta vez fijándose en la figura masculina. Ex maridos llega a cines de la mano de Avalon después de inaugurar la 11a edición del Americana Film Fest el pasado marzo. Por Belit Lago

‘Ex Maridos’ (Avalon)

A modo de introducción, la película se abre con un flashback que nos lleva, puntualmente, seis años atrás. Un salto temporal que sirve para introducir a los Pearce y sus circunstancias. En el pasado, el abuelo Simon parece iniciar la retahíla de fatalidades que están por venir: a sus casi 90 años, está decidido a pedirle el divorcio a su mujer. Su hijo Peter, felizmente casado y con dos retoños ya adultos, intenta pararle los pies sin éxito. El patriarca lo tiene claro: quiere disfrutar de sus últimos años sin compromisos ni ataduras.

En paralelo vemos como Nick, el hijo mayor de Peter, conoce a Thea, con quien está a punto de casarse en el presente. De hecho, de ahí nace la excusa de ubicar la mayor parte de la trama en Tulum, México, donde Mickey ha preparado una despedida de soltero de ensueño para su hermano mayor. Un fin de semana aparentemente idílico en el que, por accidente, acabará aterrizando el padre de ambos, sumido en una profunda fase de negación ante su reciente separación.

Tras los seis años que dura la elipsis inicial nos encontramos ante un Simon incapaz de articular palabra y pasando sus últimos días aparcado en una residencia; Peter, que se acaba de trasladar a un pequeño apartamento en el centro de Nueva York, intenta sobrevivir sin Maria, la mujer de su vida; Nick, diagnosticado de depresión doble, se siente atascado en el “día de la marmota” en el que se ha convertido su existencia; y Mickey, quien recientemente ha salido del armario frente a su familia, todavía no se atreve a hacerlo en el trabajo.

‘Ex Maridos’ (Avalon)

Todos se enfrentan a conflictos de la vida adulta que uno suele transitar solo: la vejez, el divorcio, la salud mental o la autoaceptación son temas que Pritzker incluye sutilmente en su discurso, sin caer en sentimentalismos, apoyándose en ese toque cómico que muchas veces se vuelve necesario.

El hecho de que padre e hijos coincidan en el paraíso mexicano abrirá una puerta al entendimiento y, sobre todo, al juego de espejos que surge entre Peter y su hijo mayor. Ambos se enfrentan a una situación que no han escogido y para la que no parecen estar preparados. El director hace un uso recurrente del montaje paralelo para generar una conexión evidente entre los dos, perdidos en la incertidumbre de no saber hacia dónde se dirigen.

En contraposición al sentimiento de soledad representado individualmente por los protagonistas, se enfatiza el vínculo fraternal entre hermanos, pero también entre Nick y sus amigos, y entre el padre y sus hijos. Ante sus primeras frustraciones vitales, estos cambian su miradas hacia el bonachón de Peter, a quien no le ha ido mal en lo económico pero sí en lo sentimental, que a su vez parece ser lo que falla en la vida de todos los personajes.

Si bien Ex maridos encuentra el equilibrio perfecto entre el drama y la comedia, basculando en todo momento entre el chiste y la lágrima, es cierto que se excede en el uso de la banda sonora, una especie de música de ascensor tan persistente que llega a cansar.

‘Ex Maridos’ (Avalon)

Su voluntad de ser honesta, rechazando la impostura, consigue que abandonemos la sala con la sensación de haber visto en pantalla retazos de la vida misma y que, de alguna manera, logremos empatizar con la desgracia ajena, pero captando, a la vez, cierto fulgor de optimismo.