'Perfect Days' (A Contracorriente Films)

Crítica ‘Perfect Days’: La exaltación de lo simple

marzo 3, 2024
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La última película de Wim Wenders, que cuenta como protagonista con el prolífico actor japonés galardonado en Cannes Kôji Yakusho, compite en los Premios Oscar a Mejor Película Internacional junto a La sociedad de la nieve, La zona de interés, Sala de profesores y Yo capitán. Por Belit Lago

‘Perfect Days’ (A Contracorriente Films)

El cineasta alemán, cuya filmografía engrosan un buen puñado de documentales y otras tantas ficciones que superan casi la centena, se traslada a la capital de Japón para sumergirnos en la vida de Hirayama, un hombre de mediana edad que se dedica a limpiar los servicios públicos de la ciudad.

Asistimos a una especie de bucle infinito de su rutina diaria: realizar minuciosamente las mismas acciones un día tras otro. Incluso en sus días libres, el hombre sigue una planificación cuadriculada de sus labores, aprovechando para hacer la colada, limpiar su austero apartamento, visitar su librería de confianza, revelar las fotos que dispara siempre al mismo árbol y cenar en un restaurante donde cada semana pide ensalada de patata.

Persona de pocas palabras, Hirayama es presentado como un ser imperturbable, sumido en la extrema precisión de cumplir rigurosamente la retahíla de tareas que lo sumergen en una felicidad simulada, aquella que consigue manteniéndose ocupado las 24 horas del día. En dos ocasiones tendrá que enfrentarse a un forzado cambio de planes: cuando su compañero de trabajo le pida prestada su furgoneta, y la visita de su sobrina adolescente Niko, que se convertirá en la única acompañante momentánea del protagonista.

Perfect Days, que parece tomar prestado su título de la canción de Lou Reed de 1972, pone de manifiesto la excepcionalidad de los pequeños detalles. En una cosmópolis como la de Tokio, la realidad que se nos quiere mostrar huye del movimiento constante y el estrés de la gran ciudad, ofreciéndonos un retrato de la cara opuesta al bullicioso e irrefrenable ritmo metropolitano.

‘Perfect Days’ (A Contracorriente Films)

El despertador de Hirayama no es otro que el sonido de la escoba de la mujer que limpia su calle cada madrugada. Inmediatamente después lo acompañamos a su ritual matutino: lavarse los dientes, regar las plantas, enfundarse el uniforme de trabajo, coger un café en lata de la máquina expendedora y subirse al coche, donde guarda casetes de rock clásico estadounidense de los años 60 y 70. La banda sonora, escueta pero significativa, se compone de los versos de The Kinks, Patti Smith, Van Morrison y, por supuesto, Lou Reed. En contraposición a estas piezas musicales se asoma un diseño de sonido espléndido, vertebrado por la reiteración de la cotidianidad que lo acompaña en todo momento.

No solo los casetes hacen evidente la mirada nostálgica de la película: Hirayama retrata la naturaleza con una cámara analógica, ostenta una notable colección de ejemplares usados y no tiene la más remota idea de lo que significa Spotify. Vive a espaldas de la última tecnología: su mundo se edifica sobre todo aquello que a menudo olvidamos tras la pantalla de nuestro smartphone.

Wenders nos regala dos horas de desconexión mundana y nos invita a reflexionar sobre nuestra propia existencia: ¿Nos estamos perdiendo la belleza de las pequeñas cosas cuando dejamos en un segundo plano la observación del mundo que nos rodea? Seguramente habrá quien encuentre aburrida esta obra construida sobre la monotonía, acostumbrados a las producciones adrenalínicas que mantienen nuestro cerebro absorto minuto a minuto. Aunque a veces, el cine también puede significar descanso y recogimiento, una oportunidad para vivir realidades ajenas cuyo objetivo, en este caso, no es otro que reivindicar lo sencillo como extraordinario.

Pese a todo, el plano final deja entrever una idea contradictoria sobre todo aquello que ocupa la mente del protagonista. Si durante el metraje hemos compartido con entusiasmo la tranquilidad espiritual de Hirayama, su última expresión, que entremezcla de la manera más bella la alegría con la tristeza, acaba aproximándonos todavía más a la sensibilidad del personaje.

‘Perfect Days’ (A Contracorriente Films)

Si bien se ha esforzado en llevar la sosegada vida que anhelaba, su condición humana le imposibilita obviar las problemáticas familiares que acaban por asomarse. Esto se ve reforzado por las instalaciones que Donata Wenders preparó para la película como representación de los sueños del protagonista: las únicas imágenes en blanco y negro del filme, que a menudo reproducen destellos de sus jornadas, pero siempre con un halo de opresión reforzado por líneas verticales que recuerdan al ahogo del enjaulamiento.

Hirayama no deja de ser un hombre concienciado en llevar una vida tranquila, pero a quien irremediablemente también le afecta un pasado traumático que desconocemos, cuyas consecuencias vislumbramos en la escena en la que su hermana recoge a Niko. La aspereza de un abrazo sincero que destroza tanto a los que están en pantalla como a los que asistimos a ese reencuentro desde nuestras butacas.