De poco están sirviendo las movilizaciones del sector de la Cultura, como la reciente a colación de la noticia del despido de 100 personas en el INCAA, pues los peores augurios con respecto al futuro del instituto de cine argentino se están cumpliendo. La Secretaría de Cultura del nuevo gobierno de Javier Milei anuncia recortes drásticos que, entre otras cosas, afectarán al apoyo a la promoción exterior del cine argentino y a la financiación de festivales de cine. Por Carlos Aguilar Sambricio
En un ejercicio de demagogia inaudito, el comunicado de la Secretaría de Cultura, dependiente del Ministerio de Capital Humano y conducida por Sandra Pettovello, indica que “se terminaron los años en los que se financiaban festivales de cine con el hambre de miles de chicos”.
En los últimos años se viene reclamando en el sector audiovisual que se realicen estudios e informes rigurosos sobre el enorme impacto económico y de alto valor que tiene la industria audiovisual sobre la sociedad.
Siendo como es un sector en el que se invierte una cantidad ínfima de dinero (sobre todo en comparación con otros sectores o con la percepción que tiene parte de la población de lo que se dedica al audiovisual), la rentabilidad económica del mismo impresiona (por no hablar del efecto social o cultural). En los estudios que se han llevado a cabo al respecto, por cada euro invertido en este campo, el retorno se sitúa entre 3 y 5 euros.
Es por eso que discursos como los que se están haciendo desde el nuevo gobierno en Argentino se caen por su propio peso.
Según dicho comunicado, el compromiso de Milei con el déficit 0 es “innegociable”. El problema es que desfinanciar un sector que ofrece tal rentabilidad económica y que otorga tantos puestos de trabajo no puede salir bien y está abocado al fracaso más absoluto. Otra cosa es que se haga por ideología y que poco o nada importen las cuestiones racionales.
Pero lo cierto es que el nuevo gobierno intenta revestir la ideología con economía. “Se encontró en el organismo una situación económica delicada, con un déficit de 4 millones de dólares, una parte financiados por el Tesoro Nacional y la otra pospuesta y a pagar por la actual administración. Es falso que el INCAA se autofinancia”, aseguran desde la Secretaría de Cultura.
Bajo este planteamiento, van a llevar a cabo recortes drásticos en el INCAA “suspendiendo las transferencias a las provincias, viajes al exterior, financiación de festivales, pago de horas extras, contratación de telefonía móvil, viáticos y otros gastos”.
En cuanto a personal, más allá del despido de 100 empleados que mencionamos, “no se renovará ningún contrato de locación de obra con vencimiento al 31 de marzo”.
La suma de estas y otras medidas antes bosquejadas resulta altamente preocupante. El cine y la cultura en Argentina corren serio peligro y, si nada cambia, esto va a desembocar en un gran éxodo de talento y en una pérdida cultural incalculable e irreparable para el país.
Se trata de un nuevo ejemplo de lo frágil que es el ecosistema de nuestro sector y de lo necesario que es protegerlo de la amenaza de cualquier loco con motosierra que pase por ahí.
