Cuando compras un videojuego no compras un videojuego. Suena muy raro, pero es fácil de entender. Pagas y la empresa distribuidora del título te da una licencia de uso. Una licencia que, en muchos casos, puede llegar a ser revocada. Muchos consumidores no saben esto y, al enterarse, se echan las manos a la cabeza. Además, ya ha ocurrido con muchos juegos: si cierran los servidores pueden llegar a desaparecer. En este contexto aparece Stop Killing Games. Por Marcos de Vicente.

¿Qué es?
Stop Killing Games es una iniciativa creada por un grupo de consumidores que quieren «desafiar la legalidad de que los editores destruyan los videojuegos que han vendido a los clientes». Preservación de los videojuegos tras su cormecialización y protección de los derechos de los consumidores.
¿Cuál es su origen?
Todo empezó en 2024, cuando Ubisoft confirmó el cierre de The Crew, un juego de conducción en mundo abierto para Play Station 4, Xbox One y PC. Vendió más de 12 millones de copias y seguía teniendo muchos usuarios recurrentes. Y lo peor es que, a pesar de tener una campaña individual, esta también se convirtió en injugable tras el cierre de seguidores.
Ross Scott, youtuber, publicó un video en su canar presentando la iniciativa y comenzando la recogida de firmas, que debía alcanzar el millón para ser tenida en cuenta por la Unión Europea para su debate en el Parlamento. Por cierto, aunque se haya superado con creces, sigue siendo importante adherirse a la iniciativa, que siempre puede haber algunas firmas que terminen sin ser válidas.
Objetivos de Stop Killing Games
Estos son los principales objetivos explicados por los propios creadores de la iniciativa:
- Modos offline obligatorios:
Todo juego con campaña para un jugador debería incluir una opción offline que funcione aunque cierren los servidores, evitando que el contenido quede inaccesible.
- Protección ante cierres de servidores:
Si una compañía desconecta los servidores de un juego, tendría que avisar con antelación y ofrecer soluciones: devolución parcial, liberación de una versión jugable o alternativas para seguir accediendo.
- Legalizar servidores privados:
Cuando una empresa abandone un juego online, los usuarios deberían tener derecho a montar servidores privados sin que esto infrinja la ley, preservando así el acceso al contenido.
- Propiedad real de lo digital:
Comprar un juego debería significar poseerlo de verdad, garantizando acceso permanente y no simplemente una licencia temporal que pueda ser revocada en cualquier momento.
La idea es que se garantice el acceso a los juegos que compras a largo plazo. No se pretende que las empresas mantengan activos servidores o juegos para siempre, pero sí que se asegure el disfrute de los títulos a lo largo de los años. Es cierto que para los juegos como servicio es algo complicado, además de que son free to play, pero para el resto no debería ser algo difícil de implementar.