Edmon Roch: “El gran reto de ‘Saben Aquell’ fue reflejar con la mayor exactitud posible la Barcelona de finales de los 60 y los 70″

febrero 6, 2024
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Saben aquell es una producción de 4,7 millones de euros de Ikiru Films, Atresmedia Cine y La Terraza Films que cuenta con la participación de Atresmedia, Movistar+, HBO Max y Televisió de Catalunya, con el apoyo del ICEC y el ICAA. La última película de David Trueba aborda el retrato más personal que se ha hecho nunca sobre el humorista Eugenio. Un tratamiento que ha sido reconocido con 11 nominaciones a los Goya, 13 a los Forqué o 3 a los Feroz, entre otras. Rubik entrevista a Edmon Roch, productor de la película. Por Miguel Varela

Edmon Roch, productor de Saben Aquell

Rubik: ¿Cómo llegó a tus manos la propuesta para producir Saben Aquell y cuáles fueron tus primeras impresiones?

Edmon Roch:
La película llega a David Trueba a través de una propuesta de Warner y Antena3, que quieren hacer una película sobre Eugenio, un biopic. En ese momento ya hay un primer guion, que firma Albert Espinosa junto a David. Pero a David no termina de encajarle y, por un lado, empieza a enfocarlo hacia los años de Conchita y, por otro, me llama a mi para saber si es algo que podría interesarme producir. Yo me encuentro con un guion maravilloso, una película que me interesa producir junto a un director al que admiro y nunca había podido trabajar con él… pero a mí también me echa para atrás la idea de hacer un biopic al uso.

Dado que la visión de ambos coincidía, comenzamos ese largo viaje que son todas las producciones. Sabíamos que hacer época nunca es económico, que la cosa se iba a encarecer, así que mientras comenzamos a avanzar con el proyecto a nivel creativo hay un trayecto paralelo de ir incorporando todos los socios que considerábamos necesarios para que la película terminara siendo como es. Ese proceso llevó un año, desde que tuvimos el guion hasta que pudo arrancar la preproducción. No nos pusimos en marcha hasta que tuvimos claro que contábamos con todos los apoyos que iban a garantizar que podíamos hacer la película que queríamos.

Rubik: Conseguisteis para rodar una financiación de 4,7 millones. ¿Fue suficiente para dar luz verde al proyecto tal como lo habíais planteado?

E. R.: Aunque pueda parecer un presupuesto alto, hay que tener en cuenta que este incluye los costes de lanzamiento, el llevar la película a las salas, la pre y postproducción… siempre tienes que comprometer ciertos aspectos del rodaje que tienes en mente para hacer una película con ese presupuesto.
David Trueba hizo un trabajo muy inteligente a la hora de elegir lo que había que rodar y lo que no. Tanto el cámara, Sergi Vilanova, como Marc Pou, diseñador de arte y de producción, como el director tenían claro que un giro de cámara de diez grados invalidaba el plano de alguna forma. Todo lo que se ve en la película está muy medido, pero gracias a un equipo creativo increíble y a una conciencia clara de que no estábamos en una producción norteamericana, es decir, que sólo se puede rodar lo que está listo para rodar, conseguimos los objetivos marcados.

Rubik: ¿El target del proyecto es toda esa generación que vivió el furor de Eugenio como icono… o también hay esa ambición de redescubrirlo ante nuevas generaciones?

E.R.:
La idea es que tanto unos como otros puedan disfrutar plenamente de la película. David Trueba siempre decía que estábamos haciendo la película para que, en caso de verla un espectador de la otra punta del mundo que no tuviera ni idea de quién era Eugenio, la pudiera disfrutar y entender igualmente. No tenía por qué saber si era español, la vida de un personaje real o inventado… teníamos que llegar a todos.

Sí es cierto que para los que hemos vivido la época tiene ese valor añadido de reconocer, de viajar, de regresar a un espacio que está presente en nuestro interior pero no siempre se encuentra. Recordamos perfectamente a aquel hombre, subido a su taburete contando chistes, pero también recordamos verlo con nuestros padres, abuelos… en ese sentido también se establece un diálogo con el espectador que aporta una experiencia única y diferente en cada caso.

Rubik.: En ciertos espacios se etiqueta la película como una comedia. Por supuesto hay espacio para el humor, pero las sensaciones que te quedan al visionarla son más bien amargas…

E. R.:
Es punto hacia el que nos dirigimos cuando empezamos a hablar del proyecto. Queríamos huir de ese biopic que hubiera sido más próximo a la comedia, para acercarnos a una historia más íntima, con más matices. El resultado es un drama con tintes de humor. Drama porque nos acercamos a la vida de una persona compleja, pero que hizo -y sigue haciendo- reír a muchísima gente. Esas dos facetas estructuran la película.

A nivel de concepto es muy inspirador contar la historia de cómo un hombre normal termina fundando un género de comedia que es él mismo. La construcción del personaje viene dada de su evolución personal y vital. Creíamos que el público no conocía esa parte y yo siempre pienso en la película que a mí me apetecería ver como espectador. Apostamos por ese camino… y en ese momento nos pusimos a buscar los actores y elementos necesarios para construirlo.

Rubik: En una película con tantas productoras y entidades formando parte de la financiación, ¿todas estuvieron de acuerdo en ese enfoque más autoral y menos comercial?

E. R.:
Por fortuna hubo una comunión maravillosa en ese sentido. Todas las partes sumaron esfuerzos para ir en la misma dirección. En algunas ocasiones sumar demasiado te obliga a conceder más de lo que te gustaría, porque obviamente es difícil conseguir que todos quieran exactamente lo mismo y alguien puede tener otras ideas o enfocar hacia otro público.

Pero por suerte todos aquí estuvieron absolutamente de acuerdo en hacer el guion y la película tal como estaban planteados en la propuesta de David. En ese sentido, tengo que decir que tanto la distribuidora Warner como todos los socios implicados en la producción han remado siempre en la misma dirección para que el proyecto llegara a buen fin.

Rubik: En la película se aprecia el enorme esfuerzo de producción que supone reconstruir una Barcelona que ya no existe. ¿Cómo enfocasteis este objetivo?

E. R.:
El gran reto de Saben Aquell fue reflejar con la mayor exactitud posible la Barcelona de finales de los 60 y los 70. Esa ciudad de gran vida nocturna, llena de locales de lo más variopinto en el franquismo tardío. Todo eso existe dentro de nosotros, en la imaginación de quienes lo vivimos y en las imágenes de la época, pero obviamente ya no está ahí fuera para rodarlo. No existen las calles tal como eran entonces, ni el skyline, lo interiores eran otros, cambian por completo los bares, los accesos, las aceras, los bordillos, los semáforos, el mobiliario urbano. Todo ha cambiado por completo.
Este viaje de cincuenta años en el tiempo es algo que muchas veces no se aprecia, al menos no tanto como cuando haces una película medieval y avanzas varios siglos hacia el pasado. Y en ocasiones resulta incluso más compleja la recreación, porque la gente sí que tiene una imagen clara de cómo eran esos años… y todo eso lo tienes que recrear y reconstruir para que esté ahí.

Rubik: Además del retrato de un personaje, la película es el reflejo de una época…

E.R.:
Teniendo un fantástico director y unos magníficos actores, era nuestro reto desde producción rodearles de esa veracidad que sólo se consigue cuando todos los elementos son creíbles. Empezando por el vestuario, hay que tener mucho cuidado de reflejar cómo vestía la gente de la época sin caer en quedarte con lo que ves en las revistas de moda. Y lo mismo sobre los coches, los vehículos o los locales.
¡Y la figuración! Hemos cambiado radicalmente sin dejar de ser nosotros mismos.

El físico de la gente se ha transformado por completo, especialmente el de la juventud. Eso implica un gran trabajo de peluquería y maquillaje para ser fiel a las barbas, cortes de pelo, tonos de piel, también del equipo de casting que elige a la figuración y por supuesto del departamento de arte que ha hecho un trabajazo recreando las calles y locales de la época.

Incluso te digo, hay otros departamentos cuyo trabajo es menos obvio a simple vista pero que también han sido clave. Por ejemplo, el sonido, ¿cómo sonaban los micrófonos, los locales, las calles en los años 70? Muy distintos. Hay un trabajo hecho con mucho cariño por parte de todos los departamentos para conferir esa veracidad a la película.

Rubik: Finalizada la película, toca comprobar la reacción del público. ¿El paso por salas de cine está cumpliendo con vuestras expectativas iniciales?

E. D.:
Yo soy un espectador de salas, creo firmemente que esas películas que te dejan un recuerdo indeleble en la memoria, una experiencia única, son aquellas que vives en una sala de cine. Pienso que hemos tenido en general una buena respuesta. Es cierto que los productores siempre queremos más, llegar al mayor público posible, pero las reacciones que hemos recibido han sido entusiastas, un feedback buenísimo a todos los niveles.

Por supuesto, si hubiera llegado a más gente, estupendo, pero en términos generales hemos tenido un buen recorrido y, lo que es más importante, el reconocimiento de los compañeros de profesión a través de las once nominaciones a los Goya, las trece nominaciones a los Gaudí, el Premio Forqué para David Verdaguer, las tres nominaciones de los Feroz… si todo eso ayuda a que todavía más gente acuda a las salas, estupendo. Los reconocimientos no cambian la película… pero a veces sí la percepción que el público tiene de la película.