Manuela Ocón: «El rodaje en los tejados de la cárcel de ‘Modelo 77’ fue muy complejo”

diciembre 10, 2023
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Tras haber estado nominada al Goya por Grupo 7, La isla mínima y El hombre de las mil caras, Manuela Ocón consiguió el pasado mes de febrero llevarse el galardón de Mejor Dirección de Producción por Modelo 77 en una edición en la que, por primera vez en la historia, todas las personas nominadas en esta categoría eran mujeres. Hemos hablado con ella para conocer todos los detalles de este rodaje, que se llevó a cabo en 9 semanas, cuatro en Barcelona y cinco en Sevilla.

Manuela Ocón posa con el Premio Goya
© Ana Belen Fernandez / Cortesía de la Academia de Cine

Rubik Audiovisual: ¿Cómo viviste la gala de los Goya? ¿Te esperabas ganar? Es el primer ‘cabezón’ que te llevas tras tres nominaciones…

Manuela Ocón: Fue de las cosas más emocionantes que me han pasado, sin duda. Los Goya son un reconocimiento que te dan los compañeros de profesión, es el más importante en nuestro país a ese nivel.

Solamente estar nominada hace muchísima ilusión porque, además, las nominaciones casi hasta más reconocibles que el premio. Porque el premio muchas veces tiene que ver con otro tipo de cuestiones que no tienen que ver únicamente con el reconocimiento a tu trabajo, porque depende de las producciones que haya ese año y de cómo hayan ido las películas.

R. A.: Tú has trabajado en todas las películas de Alberto Rodríguez. ¿Cómo es el trabajo del día a día con él? ¿Es un director que entiende las necesidades de producción y es capaz de ser flexible?

M.O.: Yo creo que Alberto Rodríguez, y no lo digo por cuestiones personales, es de los directores con los que más fácil me ha sido trabajar. Pero no porque sea flexible, sino porque tiene las ideas muy claras. Eso es mucho más gratificante que el hecho de que sea flexible. Yo creo que un director o directora no necesariamente tiene que serlo para hacer nuestro trabajo más fácil.

Es verdad que nos hace trabajar muchísimo a todo el equipo porque nos pone el nivel muy alto pero como tiene muy clara la película en su cabeza, para todos es más sencillo de gestionar. Luego ya el volumen de trabajo es otra cuestión.

R. A.: Claro, al final para vuestro trabajo es peor que haya bandazos…

M.O.: Sí o que las decisiones se tomen al final cuando ya estaba todo planificado. Ahí cada director es de una manera y es verdad que la experiencia es un grado para saber moverte con unos o con otros.

Yo he tenido suerte que he trabajado siempre en equipos fantásticos pero en el caso concreto de Alberto Rodríguez es bastante sencillo trabajar con él y bastante gratificante, en un sentido de eficacia. Luego, como te decía antes, el volumen de trabajo es otra cuestión porque son películas cada vez más complicadas. Cada película ha tenido un nivel de complejidad mayor que el anterior

R. A.: Precisamente, hablando de complejidad, cuando recibiste el guion de ‘Modelo 77’ y empezasteis la preproducción, ¿cuáles eran las complejidades, claves y retos que veías para la película?

M.O.: En este caso, sobre todo, era la cuestión de ser de época y el hecho de estar en una cárcel real a la que había que devolver a los años 70. Tenía que ser esa cárcel o no teníamos películas y necesitábamos un permiso especial. Eran dificultades técnicas importantes.

Luego también había una cuestión clave de autenticidad. Tenía que haber una complicidad con los personajes reales de la historia y eso siempre te tiene muy alerta porque es importante ajustarte a los hechos reales.

Luego también era complicado que era una película larga con poco tiempo para rodar y el plan de trabajo era muy complejo. La mitad de la película la rodamos en Sevilla, por una cuestión de financiación y porque todos somos andaluces. Alberto tiene un compromiso importante con Andalucía y conjugar toda la parte de Sevilla con la de Barcelona, teniendo en cuenta que prácticamente era sólo una localización, era complejo.

R. A.: Como dices, la película se rodó en la propia cárcel Modelo en Barcelona, que hace unos años que no está en uso. ¿Cómo fue logísticamente grabar allí? ¿Hubo complicaciones de producción y para recrear la cárcel tal y como era en la Transición?

M.O.: Fue complejo obtener el permiso porque la cárcel Modelo está cerrada y no cumple la función que tenía antes pero está abierta a la ciudadanía. El Ayuntamiento de Barcelona tenía muy en cuenta eso así que solamente conseguimos poder rodar en el mes de agosto, que es realmente cuando la cárcel está cerrada.

A partir de tener las fechas y de que el Ayuntamiento no veía más problemas, todo fueron facilidades. La verdad es que ha sido una gozada rodar en Barcelona, tanto por el Ayuntamiento como por los técnicos que contratamos allí. Éramos un equipo, íbamos todos a una.

R. A.: A nivel logístico, ¿la propia cárcel fue un lugar sencillo para montar todo el operativo?

M.O.: Fue difícil porque, para facilitar el rodaje, metimos todo dentro: el catering, vestuario, oficinas de producción, etc. Una vez lo conseguimos, fueron todo ventajas porque íbamos a trabajar a un rodaje casi como el que va a una oficina. Lo complejo fue montar toda la preparación, una vez estábamos rodando sí se hizo fácil. Esto es verdad en todas las películas. Si tienes una buena preparación, luego rodar es más sencillo.

Es verdad que una vez estaba preparada la película, la parte más compleja fue para todo el equipo de dirección y no me refiero solamente a Alberto, sino a todos sus ayudantes. Había muchísima gente a la que mover, mucha figuración y especialistas. Así que creo que hay que reconocer el trabajo de los compañeros del equipo de dirección porque al final somos prácticamente un departamento

R. A.: El film se rodó en verano del 2021. Aunque no era un momento álgido de la crisis sanitaria, ¿cómo afectó la pandemia de COVID al rodaje? Y en general, ¿cómo ha sido vivir esta pandemia para una directora de producción?

M.O.: Respecto a ‘Modelo 77’, fue tirarse a la piscina. Imagínate que, como te decía, estábamos todos dentro de la cárcel, con la figuración y los especialistas. Nosotros hacíamos pruebas diarias a todas las personas nuevas que entraban a rodar, que eran muchísimas. Casi todas las mañanas había uno o dos que se iban a casa. Lo teníamos encima y no sé muy bien cómo lo hicimos porque al final no tuvimos ningún percance con el COVID. Tuvimos un buen diseño para detectar posibles casos pero también es verdad que la suerte ahí nos favoreció.

Llegó un momento en que dejé de preocuparme por eso porque, una vez montado el operativo, era mejor simplemente pensar en ir a rodar y ya preocuparse en el caso de que haya que parar. Hubo varias producciones a nuestro alrededor que sí se pararon y nos complicaron el rodaje a nosotros por el tema de actores y actrices.

En cuanto a la dirección de producción en pandemia, yo te puedo decir que me afectó mucho el primer año porque en Andalucía se tardó más tiempo en rodar. Por una cuestión de cuidados familiares, que nos afecta especialmente a las mujeres, yo no quería irme fuera. No quise separarme de mis hijos y de mi familia. Todo ese año estuve sin trabajar, con lo cual me afectó bastante.

Yo me siento afortunada porque me lo pude permitir pero sí que creo que evidencia un problema que tenemos en toda la sociedad pero más concretamente en nuestra industria por todo lo que supone de horarios poco rutinarios en relación al cuidado de hijos, personas mayores, etc. Porque es algo que recae mayoritariamente en las mujeres y es una de las razones por las que hay menos mujeres en los equipos y en puestos directivos.

R. A.: Curiosamente, al hilo de esto que comentas, que es cierto, por primera vez en la Historia, este año todas las nominaciones al Goya en Dirección de Producción eran mujeres. ¿Cómo valoras esta circunstancia y cómo crees que ha ido evolucionando la presencia de la mujer en este cargo?

M.O.: Desde luego, yo valoro muy positivamente que haya cinco mujeres nominadas en cualquier categoría. Salvo en alguna candidatura muy feminizada, es muy difícil porque en el resto no llega casi nunca al 50%.

Yo creo que tiene mucho que ver con la política de acciones positivas en las ayudas estatales y autonómicas, que creo que han funcionado. Como directora de producción, lo puedo asegurar porque en muchas ocasiones me ha tocado formar equipos de mujeres y en la mayoría de los casos ha ayudado a muchas mujeres que no se lo habían planteado a ser jefas de departamento. Además, una vez hay más mujeres en los puestos directivos como la producción, la dirección y el guion, al final va a haber más mujeres en los rodajes.

R. A.: Volviendo a ‘Modelo 77’, antes has mencionado la figuración. Y es verdad que en la película hay muchos actores y extras en buena parte del metraje. ¿Fue complicado a nivel organizativo?

M.O.: A nivel de pura producción de rodaje, eso fue lo más complejo, desde luego. Había muchísimas personas participando delante de la cámara y eso tenía una gran complejidad para vestuario, maquillaje, arte… que también se han visto recompensados en los Goya, con lo cual yo me alegro mucho por ello.

Lo siento por Montaje y Sonido, que creo que también tenían muchas posibilidades de llevarse el Goya.  El montaje es muy bonito y complejo, y el sonido realmente fue espectacular lo que hizo el equipo. Tuvieron que recrear en postproducción todo el sonido de la cárcel y el sonido directo en sí no era fácil porque la cárcel Modelo está en la ciudad

R. A.: ¿Qué escenas fueron más complicadas de hacer y por qué? ¿Quizás el motín?

M.O.: Todo el rodaje en los tejados de la cárcel fue muy complejo, por todo lo que significa irte a un tejado de un sitio tan grande y antiguo, pero también por lo que supuso de postproducción digital. Yo lo viví como lo más complejo. Por supuesto, el motín también pero era más una cuestión de coreografía, que una vez ensayada, es más fácil de rodar, entre comillas.

En el tejado, aunque también había acción, era un rodaje normal, con interpretaciones. Había figuración, equipo técnico y había que cumplir una seguridad muy importante, que nos la imponíamos nosotros mismos pero por supuesto también desde el Ayuntamiento.