'Nos vemos en otra vida', serie de los Sánchez-Cabezudo para Movistar (Foto: Diego López Calvin)

Este año (nuevo) pide querer otro: Breve aproximación al 2024 en series de ficción españolas

enero 29, 2025
por

A veces es difícil medir un año desde el punto más bajo o desde el punto más alto porque su relato suele comprimir o descomprimir lo que tendría que ser una lectura más amplia y profunda de lo acontecido en 365 días. Por Lolo Ortega

‘Nos vemos en otra vida’, serie de los Sánchez-Cabezudo para Disney+ (Foto: Diego López Calvin)

Porque un año bueno se puede valorar así por un conjunto medio óptimo de las cosas que han sucedido o por algún momento cumbre de esos que te marcarán para toda la vida, como por fortuna parece que ha acontecido este año con la ficción televisiva española.

La bondad del 2024 no sabemos si va más allá de la obra de Sorogoyen, Sánchez-Cabezudo o Alauda Ruiz de Azúa o por tener una clase media aseada, apañada y muy solvente en lo profesional (tal vez el punto más importante del estado de la cuestión), pero parece que la valoración positiva es un pacto común y tácito y a él nos unimos desde estas páginas.

Porque, y entrando ya en materia, este año hemos tenido la suerte de que los autores de las mejores obras de los últimos años hayan regresado por la puerta grande y con una evolución latente y consecuente al paso del tiempo.

‘Los años nuevos’, la nueva serie de Sorogoyen para Movistar (Foto: Manolo Pavón)

Tras la pensábamos que insuperable Antidisturbios, Rodrigo Sorogoyen, acompañado y empoderado por dos guionistas emergentes e incontestables como Paula Fabra y Sara Cano, construye (y destruye) con Los años nuevos (Movistar) la gran novela sobre una generación perdida que se empeña en encontrar las cosas donde esas cosas no se encuentran. Una obra audaz, que plantea sus propios retos para resolver enigmas comunes y dejarnos con la sensación de que lo íntimo no está reñido ni con lo enérgico ni con lo universal.

Y si el autor de Antidisturbios volvía por todo lo alto, los de Crematorio nos ofrecían una masterclass de narrativa, épica y dolor en la inolvidable y demoledora Nos vemos en otra vida (Disney +). Los hermanos Sánchez-Cabezudo adaptan el libro/entrevista de Manuel Jabois a Baby Montoya, el más joven de los asturianos que proporcionaron la dinamita necesaria para el atentado del 11M, con un rigor y una pasión que nos regala uno de los thrillers del año a nivel mundial y la interpretación inconmensurable de Pol López en la piel de Trashorras (una de las interpretaciones del año a nivel mundial también).

Para completar el trío maravilloso de series del 2024 destinada a quedarse en la historia, Movistar producía Querer, una obra incomoda, corta pero intensa, fascinante en su elaboración del relato, sorprendente en su uso de las elipsis y con la contundencia de un discurso elaborado y nada alentador. Interpretada de lujo, escrita de maravilla, vino para quedarse en el imaginario de un país que sigue dando lecciones de cosas que ni se ha leído.

En el lado opuesto, pero con una inteligencia fina y con una irreverencia necesaria, nos encontramos con otra drama familiar pero desde el humor y el apocalipsis (que son los padres, por cierto). En fin (Amazon Prime) de David Sáinz empieza con una orgía en una especie de IKEA andaluz mientras un planeta rojo se acerca para estrellarse, y termina explicando más cosas de las que tenía que explicar en un mundo que no merece una segunda oportunidad. Pero en los 6 benditos capítulos que conforman su esqueleto, uno navega entre dudas y risas por la condición humana expuesta a un peligro inminente, que deja al Ruben Östlund de Fuerza mayor en un amable conciudadano.

‘En fin’, una de las mejores comedias del año

También encontramos que el humor y el thriller son compatibles en la sugerente Celeste (Movistar) de Diego San José o que el thriller y el terror maridan con elocuencia y magnitud cuando Oriol Paulo se pone a los mandos y gira el volante una y otra vez. La última noche en Tremor (Netflix), basada en la novela de Mikel Santiago, vuelve a demostrar, a pesar de las injustificadas críticas, que el formalismo puede generar contenido como lo hace David Fincher o Mike Flanagan y que atrapar al espectador es más cuestión de maña y atrevimiento que de malas artes.

Otras novelas famosas patrias no corrieron tanta suerte artística en sus adaptaciones: Las largas sombras (Disney+) de Clara Roquet y Julia de Paz (también creadora de Querer) es solvente y decidida pero llega agotada a los metros finales; y Reina Roja (Amazon Prime) se rinde antes de tiempo sumida en sus propias dudas y en una dependencia absoluta de una pareja (Vicky Luengo y Hovik Keuchkerian) que no acaba de funcionar.

‘La última noche en Tremor’, una de las series reivindicadas por Lolo Ortega (Imagen: Lander Larrañaga / Netflix)

El exboxeador sí levanta el vuelo en una superproducción atrevida, adictiva y potente como Asalto al banco central (Netflix) de Daniel Calparsoro, un entretenimiento que no quedará en la memoria pero que sí divierte mientras se consume. Como 1992, también de Netflix, y donde Álex de la Iglesia sigue haciendo de su irregularidad una seña de identidad y de estilo.

Estilo también destila varias historias basadas en caso reales que no acaban de brillar en su justa medida: Yo adicto (Disney+) interesante y directa, aunque derrapa en el atrevimiento que se supone que destila, Cristóbal Balenciaga (Disney +) esforzado y elegante biopic pero tal vez demasiado distante retrato del mítico modisto español, El marqués (Amazon Prime), sobre el crimen de Los Galindos, con un Víctor Clavijo que eclipsa gran parte de lo demás o El caso Asunta (Netflix), que embelesa y atrapa gracias a un trabajo actoral preciso pero que a veces roza lo paródico por esa misma precisión.

‘Querer’, una de las serie del año, también en Movistar (Foto: Nicolás de Assas)

Cambiando de tercio, la comedia sigue sin gozar de la buena salud de otros géneros aunque Muertos S.L. (Movistar) nos enganche con la incorrección medida y puritana habitual de los hermanos Caballero y con un reparto irregular pero solvente, aunque el Medina: el estafador de famosos (Amazon Prime) de Jorge Ponce juegue a ser un Nathan Fielder (Los ensayos) de andar por casa con momentos desternillantes, aunque con Un nuevo amanecer de José Corbacho saque petróleo del potencial cómico de Yolanda Ramos (Atresplayer) o aunque un experimento como Atasco (Amazon Prime) haga de la irregularidad su seña de identidad más positiva y, paradójicamente, su condena por repetición.

Empezamos por lo bueno y podríamos acabar por lo malo pero…seamos buenos y sigamos confiando en que la industria está en un momento emergente, que el nivel sube cada año y que las series mediocres pasan sin saludar y sin que nadie las recuerde luego. Aquí tampoco.