En septiembre de 2022 rodamos Calladita, la primera película europea financiada enteramente con NFTs (non-fungible tokens). La película cuenta con intérpretes como Ariadna Gil o Luis Bermejo, y se rodó en la Costa Brava durante 5 semanas, con un presupuesto de 750.000 euros. Por Miguel Faus, director de ‘Calladita’

Los NFTs son una tecnología tan joven y novedosa, y más aún su aplicación a la financiación de cine, que se me hace extraño hablar en maximalismos o hacer predicciones generales de futuro, así que centraré este texto en explicar cómo lo hemos hecho nosotros, qué hemos aprendido, y cómo pensamos que podríamos continuar usando los NFTs en el futuro.
Calladita nació como un cortometraje en 2018. Se estrenó en Málaga y en Palm Springs y tuvo un buen recorrido en festivales, y también fue adquirido por HBO Max en EE.UU. Ya a finales de 2018 empecé a desarrollar esta historia para que se convirtiera en mi primer largometraje.
Resumiendo mucho, pero para dar algo de contexto, Calladita cuenta la historia de una empleada doméstica colombiana que trabaja en una mansión veraniega de la Costa Brava, y es un retrato satírico de la alta burguesía catalana, a través de los ojos de esta heroína femenina.
Como pasa con la mayoría de óperas primas independientes, los esfuerzos para financiar la película por medios tradicionales fueron mayoritariamente en vano.
Pero a mediados de 2021, de repente aterrizan los NFTs en mi vida, por mero accidente. Al tirar del hilo, lo que descubrí me fascinó: se estaba gestando una revolución tecnológica que se hacía llamar ‘web 3.0’, que prometía construir un Internet más justo, modificando los equilibrios de poder entre creadores y plataformas, gracias a la tecnología blockchain. A partir de ahí, me zambullí de lleno en el mundo de los NFTs: empecé a coleccionar algunos NFTs, y también a conectar, sobre todo por Twitter, con infinidad de gente en todo el mundo que estaban también inmersos en esta revolución.
En un momento dado, hacia septiembre de 2021, me surge la idea de financiar Calladita mediante una colección de NFTs en la red de Ethereum. Era algo que no se había hecho nunca y, al no haber precedentes, no había ningún modelo a seguir. Así que tardé meses en diseñar una estrategia, encontrar programadores que pudieran crear mi web y mis NFTs, etc. Finalmente, lanzamos la colección en marzo de 2022, y hacia mediados de mayo ya habíamos recaudado unos 600.000 euros, lo cual nos daba confianza de que podríamos hacer la película.
Pero detengámonos un poco en la estrategia de Calladita: los NFTs de nuestra colección se venden en nuestra propia web, sin ninguna plataforma intermediaria. Son fotogramas y vídeos del cortometraje original, que hemos convertido en coleccionables digitales. La colección se estructura en 4 niveles, de forma parecida a los crowdfundings tradicionales: a medida que subes de nivel, la aportación es más elevada y el tipo de recompensas son más atractivas.
Por ejemplo, en el nivel básico (que costaba alrededor de 350€), además del NFT, el comprador recibe un enlace para ver la película cuando esté terminada, y un agradecimiento en los créditos. Y en el nivel más alto (que rondaba los 18.000 euros), reciben, por ejemplo, un crédito de Productor Asociado, o una invitación para venir al rodaje (toda la información está en www.calladita.film).
Igual que en un crowdfunding tradicional, quienes compran nuestros NFTs no reciben ningún tipo de participación en los beneficios de la película. Esto es importante y vale la pena que lo expliquemos bien. De entrada, la razón principal por la que no ofrecemos esa posibilidad es una traba legal: no se pueden vender participaciones en una película de forma pública y abierta en Internet, porque eso se considera un vehículo de inversión y está muy regulado cómo puede venderse y a quién.
Entonces, se abre la cuestión: ¿si los que compran los NFTs no son inversores sino más bien ‘mecenas’, qué diferencia hay entre esto y un crowdfunding?
Es una buena pregunta. La diferencia más importante es que la principal recompensa que reciben nuestros mecenas es el NFT en sí, que es un activo digital inmediatamente transferible (y vendible) en un mercado abierto. Esto quiere decir que si alguien compra un NFT para apoyar Calladita y se gasta 500 euros, por poner un ejemplo, luego puede inmediatamente ponerlo a la venta por 700€.
Eso no significa que pueda venderlo, pues deberá haber alguien al otro lado que quiera comprárselo, pero la mera posibilidad de que esto ocurra ya hace que el sistema sea mucho más atractivo que el crowdfunding, donde los mecenas nunca tienen ninguna opción de recuperar su aportación al proyecto. No es descabellado pensar (aunque tampoco es que sea esperable, por la falta de precedentes) que si Calladita es un éxito, quizá en el futuro haya gente dispuesta a pagar más dinero para coleccionar uno de nuestros NFTs, y por tanto que alguien que apoyó la producción pueda vender el suyo y obtener beneficios.
Además de esto, los NFTs nos permiten una ventaja añadida muy interesante: pese a que no podemos ofrecer una participación directa en los beneficios, sí que podemos ofrecer algo más o menos parecido: un 50% de los beneficios de la película serán destinados a una billetera común que gobernará la llamada ‘Calladita DAO’, que será una entidad que gestionará esos beneficios a través de los votos democráticos de todos los coleccionistas de NFTs de Calladita. Es decir, que quien tenga un NFT de Calladita podrá votar qué se hace con esos fondos, por ejemplo financiar futuras películas.
Otra diferencia muy notable con respecto al crowdfunding son el tipo de compradores. Mientras que en campañas de crowdfunding para cine, la mayoría de los compradores acaban siendo amigos y familiares de los creadores (yo tengo experiencia, porque el cortometraje de Calladita se financió con un crowdfunding), nuestro caso con Calladita ha sido diametralmente opuesto: debido a la curva de aprendizaje tanto técnica como psicológica (por llamarlo de alguna manera) que supone para alguien comprar su primer NFT, nuestros amigos y familiares apenas han apoyado esta campaña, y el 99% de nuestros mecenas son coleccionistas de NFTs desconocidos y repartidos por todo el mundo, que han descubierto el proyecto en Twitter y les ha cautivado su carácter innovador, y el hecho de poder apoyar la creación de una película.
Tenemos un total de 583 mecenas. A la inmensa mayoría de ellos nunca les he conocido, aunque con muchos de ellos he hablado por Twitter. Unos 450 de ellos tienen solamente un NFT del nivel más básico, el que costaba alrededor de 350 euros. Hay 25 mecenas que aportaron 3 Ethereum o más, que a día de hoy son 5.270€, y que era la aportación necesaria para obtener el crédito de Productor Asociado. Pero nuestro mayor mecenas tiene 212 NFTs, con una aportación total superior a los 150.000€. Se trata de un coleccionista conocido como Straybits, con quien yo solo había cruzado unos breves mensajes, pero que vio el potencial de futuro en la financiación de cine descentralizada y apostó muy fuerte por Calladita.
Otra ventaja importante de este sistema es que nada de lo que les digo aquí tienen que creerlo ciegamente: la blockchain es una base de datos pública y transparente donde ustedes pueden comprobar todos estos datos que les doy, por ejemplo en este enlace:
Estos son algunos de los principales aprendizajes que hemos adquirido en este proceso:
- Lo primero es que venderle a alguien su primer NFT es inmensamente complicado, así que desde el principio decidimos enfocarnos en coleccionistas que ya estaban comprando NFTs.
- Los NFTs son todavía un nicho bastante pequeño, con un total de menos de 1 millón de personas comprando activamente NFTs en todo el mundo. Así que ese es el público objetivo de un proyecto como Calladita, ese millón de personas que pasan horas en el llamado ‘NFT Twitter’, y es a ellas a quienes deben enfocarse todos los esfuerzos de marketing.
- El punto anterior es la razón por la que muchas colecciones de NFTs lanzadas por famosos han fracasado estrepitosamente: pensaron que sus audiencias en redes sociales se traducirían en ventas de NFTs, y se olvidaron de dirigirse a coleccionistas de NFTs en vez de a sus fans.
- En las colecciones de NFTs se suele asociar el éxito a lo que se llama un sold out muy rápido, es decir que se vendan todos los NFTs de la colección en cuestión de minutos u horas. Para colecciones como Calladita, sin mucha inversión en marketing ni grandes influencers detrás, es mucho mejor olvidarse de eso e intentar tener un crecimiento orgánico y sostenido, que además contribuirá a atraer a coleccionistas que realmente crean en el proyecto, no a especuladores que quieren re-vender el NFT al cabo de unas horas para obtener beneficio.
- Aún está todo por inventar en el mundo de los NFTs, así que lo más importante es mantener un espíritu emprendedor e innovador.
Mi intención es seguir explorando en el futuro formas en que los NFTs se pueden aplicar al cine y seguir intentando financiar mis películas en la web 3.0.