'Lo dejo cuando quiera' (Sony Pictures), remake de la película italiana 'Smetto quando voglio'

La comedia española ante el espejo: entre la originalidad y la fiebre del remake

octubre 2, 2024
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España se ha destacado históricamente en la producción de comedias originales, pero la creciente tendencia a adaptar éxitos internacionales está poniendo en riesgo la autenticidad del género. Mientras las comedias siguen dominando la taquilla, el sector se enfrenta al dilema de equilibrar la originalidad con la rentabilidad, en un panorama marcado por la globalización. Por Fer Sánchez Carrascosa

‘Lo dejo cuando quiera’ (Sony Pictures), remake de la película italiana ‘Smetto quando voglio’

Si existe un género cinematográfico que haya elevado especialmente a la industria española por encima del resto, ese es la comedia. España se ha destacado históricamente como un país productor de comedias originales, que han definido y elevado la posición de nuestro país en el panorama internacional. Sin embargo, la situación que vive la industria actualmente, acuciada por la crisis pospandemia, las demandas del mercado y una obsesión por la taquilla fácil, parece haber supuesto un cambio en este paradigma, priorizando la realización de versiones edulcoradas de otros éxitos de ámbito foráneo por encima de la apuesta por producciones inéditas y novedosas.

De este modo, las adaptaciones de las comedias de fórmula han ganado terreno a la autenticidad de un estilo cómico reconocible y exportable, al mismo tiempo que han despertado preocupación a causa de la pérdida de la originalidad en el género.

Nuestro país sigue exhibiendo un gran músculo en la producción de comedias y por lo general, la mayoría muestran un desempeño notable en taquilla, como es el caso del último filme de Santiago Segura, Padre no hay más que uno 4: Campanas de boda (2024), que desde su estreno el pasado 17 de julio ha recaudado más de 12 millones de euros según datos de Comscore, pero la realidad es que pocas de ellas parten de una idea original.

El último caso ha sido ‘Odio el verano’ (Sony Pictures), remake de película italiana ‘Odio l’estate’

Algunos factores como la globalización o los cambios en las tendencias de consumo han posibilitado un mayor conocimiento del comportamiento del espectador medio, saturado a causa de los inabarcables catálogos que ofrecen las plataformas de streaming, lo que ha derivado en una transformación de la producción y de los procesos creativos que implica dejar de lado las propuestas originales, en detrimento de fórmulas que ya han sido probadas en otros mercados y que no se alejan de los preceptos comerciales.

El éxito de España como productora de comedias de renombre comenzó a tener relevancia en el panorama internacional hacia mediados del siglo XX, pero curiosamente, sus orígenes surgieron a través de una adaptación extranjera: durante la primera década del siglo pasado, Benito Perojo, pionero de la cinematografía española, dirigió e interpretó una serie de cortometrajes mudos protagonizados por su rol cómico de Peladilla, una imitación de Charlot, pero con un enfoque folclórico patrio que aspiraba a continuar con el éxito del eterno personaje de Charlie Chaplin. Perojo logró conseguir una gran popularidad entre el público, convirtiéndose en un fenómeno de renombre, pero su humor sencillo y tosco fue tildado por el director Luis Buñuel como un producto desdeñable que suponía uno de los principales males de la incipiente cinematografía española.

Cumplido el primer tercio del siglo, el panorama fílmico quedó pausado a causa de la Guerra Civil, y al ser retomado durante la década de los 40, la censura del régimen franquista se erigió como el principal escollo a la hora de limitar el humor, influyendo por completo a un género que tuvo que adaptar su tono y sus temáticas bajo el paraguas de una ideología moralista y ultraconservadora.

Con estos mimbres, las comedias de aquella época se destacaron por ser productos de entretenimiento fácil cuyo fin era la distracción de las masas populares tan mermadas a causa de la posguerra. Incluso con estas difíciles condiciones, el género logró salir a flote gracias a la labor de algunos notables directores como Rafael Gil, José Luis Sáenz de Heredia o Edgar Neville, quien logró con su película La vida en un hilo (1945), importar a nuestro país la comedia screwball que levantaba tantos aplausos en Hollywood. Además, fue durante esta etapa en la que debutaron algunos de los intérpretes de comedia más ilustres de nuestra historia como Fernando Fernán Gómez o Tony Leblanc.

Más tarde, hacia mediados del siglo, se pudo atisbar definitivamente el potencial humorístico que tenía el cine nacional con Luis García Berlanga y Rafael Azcona como principales abanderados. Ambos, director y guionista, se las ingeniaron para hacer sátiras mordaces y ácidas que criticaban de manera incisiva tanto a la sociedad española como al régimen franquista, todo ello burlando la censura gracias a un tono irónico que podía ser interpretado de diferentes maneras. Su película Plácido (1961), fue reconocida en los Premios Oscar quedando nominada en la categoría de Mejor película internacional, lo que da una muestra de las dimensiones que alcanzó el humor del binomio Berlanga-Azcona.

Santiago Segura está liderando la fiebre del remake. En la imagen ‘A todo tren. Destino Asturias’ (Warner Bros.), adaptación de la francesa ‘Attention au départ!’.

Otros directores, como el italiano Marco Ferreri, también transgredieron durante esta época el tono y la forma de la comedia española, poniendo en el objetivo asuntos como la hipocresía social desde un prisma cómico.

Tiempo después, durante la caída del franquismo a mediados de los años 70, la sociedad vivió una enorme liberación que dio como resultado el boom del llamado cine del destape, con Andrés Pajares y Fernando Esteso como iconos del género. Esta tendencia supuso una involución del fino e ingenioso humor de Azcona y Berlanga, a un tipo de comedia más grosera y ordinaria, que basaba gran parte de su gracia en escandalizar al público con la novedosa aparición de desnudos en pantalla. José Sacristán, Alfredo Landa o José Luis López Vázquez también incursionaron en películas de esta temática. Un dato curioso: durante el año 1976, meses más tarde de la muerte del dictador, casi el 50% de las películas que se produjeron en nuestro país pertenecían a este género.

A partir de los 90 tuvieron lugar algunas otras importantes contribuciones a este legado, con un tono más ácido y salvaje que se ajustaba a la realidad de los nuevos tiempos y que incursionaba en la comedia negra, donde destacaba un estilo de humor irreverente y políticamente incorrecto. Los incontestables éxitos de las cintas de culto El día de la bestia (1995), Airbag (1997) o Torrente, el brazo tonto de la ley (1998) marcaron una década y lanzaron las carreras de Álex de la Iglesia, Juanma Bajo Ulloa o Santiago Segura, respectivamente.

Van a seguir llegando remakes. En poco tiempo lo hará ‘Al otro barrio’ (Disney), versión de la francesa ‘Bienvenidos al barrio’.

Con el comienzo del nuevo milenio, el humor fue suavizándose hasta establecer un tipo de comedias más amables y conciliadoras, que por lo general trataban de explotar los clichés regionales. Más tarde fue el momento de las comedias dramáticas, que se adaptan a una sociedad cada vez más abierta y plural, tocando temáticas significativas como por ejemplo la diversidad cultural o los cambios en las dinámicas familiares, y que combina grandes dosis de humor y tragedia, evidenciando el poder del género para retratar temas profundos. Esta evolución ha desembocado en los últimos años en un cambio de paradigma, en el que las ideas originales han perdido peso y se ha dado prioridad a la adaptación de comedias extranjeras, principalmente de países cercanos como Francia o Italia, aunque también del mercado latinoamericano.

Este breve repaso histórico ayuda a comprender la envergadura y el impacto que ha tenido el cine español dentro de un género tan concreto, pero también nos ayuda a entender cómo el género ha ido evolucionando de manera paralela a las tendencias sociales. Sin embargo, la historia también se ve apoyada por los datos: entre las quince películas españolas más taquilleras de la historia, ocho de ellas son comedias, incluyendo la primera en la lista, Ocho apellidos vascos (2014) de Emilio Martínez-Lázaro, que llegó a recaudar la friolera de 55.379.948 euros además de copar el tercer puesto en la lista de las películas con más afluencia de espectadores de la historia en nuestro país, con 9.397.647, solo por detrás de Avatar (2009) y Titanic (1997).

También llama la atención el hecho de que algunas de las películas españolas que más público han logrado atraer a las salas, sean comedias rodadas hace varias décadas. Por poner un ejemplo, la comedia Pero…¿En qué país vivimos? (1967), dirigida por José Luis Sáenz de Heredia y protagonizada por Concha Velasco y Manolo Escobar, sigue encontrándose entre las diez películas españolas con mayor número de espectadores de todos los tiempos, pese a que su estreno se produjo hace casi 60 años. Algo parecido ocurre con La guerra de papá (1977), de Antonio Mercero, que ocupa el decimotercer puesto en la misma lista. Además, durante el último cuarto de siglo, varias exitosas comedias españolas han sido adaptadas en otros países como por ejemplo El otro lado de la cama (2002) de Emilio Martínez-Lázaro, que tiene un remake francés, On va s’aimer (2006) de Ivan Calbérac. Lo mismo ocurrió con Campeones (2019), de Javier Fesser, que cuenta con una adaptación estadounidense, Champions (2023) de Bobby Farrelly.

Teniendo en cuenta estos datos, es fácil darse cuenta de la inclinación de la audiencia española por este género concreto.

Paco León estrenó ‘Kiki. El amor se hace’ (Vértigo Films) pero no era original. Era un remake de la australiana ‘The Little Death’.

Para profundizar aún más en el tema desde Rubik Audiovisual hemos querido contar con el testimonio de algunas voces autorizadas para que nos cuenten su visión de esta novedosa inclinación hacia los remakes.

La productora Telecinco Cinema ha llevado a cabo un buen número de esta adaptaciones como por ejemplo Lo dejo cuando quiera (2019) de Carlos Therón, que es un remake de la italiana Smetto quando voglio (2014) de Sydney Sibilia o Perfectos desconocidos (2017) de Álex de la Iglesia, que adapta la producción italiana Perfetti sconosciuti (2016) de Paolo Genovese, entre otras. Además, la recientemente estrenada Odio el verano (2024) de Fernando García-Ruiz, adapta la comedia italiana Odio l’estate (2020) de Massimo Venier.

Ante la oleada de títulos y cuestionado por los motivos que hacen prevalecer la producción de remakes por encima de las ideas originales, el consejero delegado de Telecinco Cinema, Ghislain Barrois, nos ofrece su visión: “Quiero dejar absolutamente claro que no hemos renunciado ni mucho menos a producir películas originales, que son la gran mayoría de las que hacemos. Pero tampoco renunciamos a producir remakes eventualmente. Sobre todo, en el caso de las comedias. Muchas de las películas originales que hemos adaptado ni siquiera se han visto aquí, y lo mismo pasa con nuestras películas fuera. Entonces, en el momento en el que tienes un concepto original potente que no ha viajado, tiene sentido que lo estudiemos y eventualmente lo contemplemos para hacer una adaptación en España. Hoy en día la taquilla está complicadísima, entonces estamos buscando, lo admito, todo lo que puede ayudarnos a limitar algo el riesgo”.

En referencia a esta misma cuestión, Antonio Saura, máximo responsable de la agencia de ventas Latido Films, opina que “tener ideas propias y originales no siempre es sencillo, y si se piensa que una película tiene una buena adaptación a tu país y con actores locales que tengan más tirón que el original, tiene todo el sentido del mundo llevarlo a cabo y a las pruebas del éxito de tantos remakes nos tendríamos que remitir”.

También hemos querido contar con el valioso testimonio de los escritores que dan forma a estas adaptaciones. Desde el sindicato de guionista ALMA, se tiene la sensación de que aunque la mayoría de estas adaptaciones son encargos que suponen trabajo al gremio, existe un perjuicio a causa de la pérdida de ideas originales: “Obviamos y dejamos fuera muchos conflictos nacionales propios. Las grandes comedias clásicas españolas sólo podrían haber sucedido aquí. Por eso son grandes y clásicas. Podemos tener mucho en común con Italia o Francia, pero lo cierto es que no somos iguales. Desgraciadamente hay un potencial en nuestra realidad que no se está aprovechando porque partimos de refritos impersonales y lugares comunes. Aunque es cierto que las adaptaciones generan trabajo, puede generarse un segundo problema: algunas productoras plantean pagar menos a los guionistas que adaptan el remake porque ya está escrito. Esta visión equivocada y puramente fabril obvia la enorme tarea que supone una adaptación. No se trata de una simple traducción, sino que hay que conseguir que una historia nacida en un contexto literario, geográfico o cultural tenga sentido en otro distinto”.

Otro remake por venir: ¿Quién es quién? (DeAPlaneta). Aquí se versiona la francesa ‘Le sens de la famille’.

Otras de las cuestiones que derivan de esta tendencia a la producción de remakes es si surgen como una respuesta para minimizar el miedo al riesgo, teniendo en cuenta el impacto positivo que haya podido cosechar la película original en su mercado de origen. El sindicato de guionista ALMA manifiesta que además de un miedo al riesgo, también atiende a “una comodidad a la hora de vender las películas al público. Es más fácil para los departamentos comerciales vender un concepto global, testado fuera o basado en un éxito literario que algo absolutamente nuevo. Ahí el esfuerzo es mayor porque tienes que crear un evento en torno a algo que nadie conoce. Es más costoso, pero si no se hace corremos el riesgo de estar ingiriendo comida recalentada el resto de nuestros días”.

A ese respecto, Álvaro Augustin, director general de Telecinco Cinema, no cree que el cambio de tendencia esté relacionado con un miedo al riesgo: “En el cine no existen las fórmulas mágicas. Existen películas que han ganado 70 millones de euros en taquilla y eso no va a garantizar nada. Es más, muchas veces los remakes no vienen tanto por el éxito de la película en origen, sino por el concepto en sí. Yo creo que una película que la gente ha ido en masa a verla aquí, no tiene ya tanto sentido que sea adaptada en España. A nosotros nos da un poquito más de reparo porque si la gente la conoce, el remake sería comparado con la original y eso a nosotros nos interesa menos”.

Al ser preguntado por ello, Álvaro Alonso, productor de cine de La Pepa Films, productora responsable de remakes como Operación Camarón (2021), de Carlos Therón, o el futuro estreno de Sin instrucciones de Marina Seresesky, que adaptan respectivamente la comedia italiana Song ‘e Napule (2013) de Antonio y Marco Manetti, y la mexicana No se aceptan devoluciones (2013) de Eugenio Derbez, asegura que “adaptar éxitos comprobados infunde confianza en los inversores y facilita la obtención de los recursos necesarios. Las distribuidoras se sienten atraídas por adaptaciones de comedias exitosas porque son productos que, en cierto modo, ya han sido probados con el público y ofrecen una mayor probabilidad de éxito”.

Álex de la Iglesia también ha hecho remake, como ‘Perfectos desconocidos’ (Universal Pictures), adaptación de la italiana ‘Perfetti sconosciuti’.

En la misma línea, Iván Díaz, director de ventas de Filmax afirma que “cuando empezamos a vender remakes en Filmax, había cierto apetito por aquellas películas que no habían quedado bien. Algunos productores buscaban proyectos que tuvieran una idea de partida muy buena, original o transgresora, pero que la ejecución del proyecto quizá no hubiera sido demasiado afortunada. Si los errores de ejecución eran claros y evidentes, esos productores pensaban que, corrigiéndolos, podían tener fácilmente una película muy buena e interesante y que, como la obra original no había quedado bien, ésta no habría triunfado en taquillas y, por tanto, habría mucho más hueco en el mercado para su remake. Esa tendencia en el mercado ahora ha desaparecido. Los clientes sólo se interesan ahora por aquellas películas que hayan tenido buenos resultados en su mercado de origen. Si una película tiene una idea original muy buena, pero sus resultados en taquilla no han sido buenos, es muy difícil que cree interés para hacer un remake”.

Teniendo en cuenta esto, surge la duda de si el boom de las adaptaciones surge a causa de una crisis creativa en el sector. Álvaro Alonso, productor de cine de La Pepa Films, opina que “no percibimos una crisis creativa en la industria del cine español. Al contrario, el contenido original sigue siendo de alta calidad y muy variado. El auge de las adaptaciones no es por falta de creatividad, sino más bien es el resultado de una mayor eficiencia de la industrial española que busca aprovechar todas las diferentes oportunidades de negocio”.

En ese sentido, Antonio Saura, responsable de Latido Films, asegura que “no creo que se pueda acusar a Santiago Segura o a Dani de la Orden de crisis creativa por haber tenido éxitos bestiales adaptando películas de otros países; al contrario, hay un esfuerzo creativo ímprobo para trasladar personajes y situaciones a una realidad más local. Hacer adaptaciones de obras preexistentes, no es en absoluto una decisión por falta de creatividad, sino una apuesta creativa por trasladar un universo de un país a otro, adaptándolo a realidades en muchos casos muy diferentes. Y como se ve, no es un fenómeno unidireccional, no somos solo los españoles los que traemos las ideas de fuera, nuestras ideas también se venden muy bien fuera”.

‘El mejor verano de mi vida’ (A Contracorriente Films), dirigida por un habitual del remake, Dani de la Orden. Esta adapta la italiana ‘Sole a catinelle’.

Por el contrario, desde el sindicato de guionistas ALMA opinan que “no existe una crisis creativa, existe una crisis ejecutiva. No creemos que ningún guionista haya crecido con el sueño de hacer copias de películas francesas. Es cierto que muchos de esos remakes han funcionado bien, pero también lo han hecho otras muchas películas españolas originales y muchas de ellas también se han vendido fuera con gran éxito. Creemos que las ideas originales hacen avanzar nuestra industria. Siempre conllevan un riesgo, que incluye el de lograr un taquillazo. En sí mismo, un remake no garantiza replicar el éxito de su original”.

En conclusión, la globalización de las tendencias está transformando la realidad de nuestro país hacia un modelo que se alinea con el de otros países y que se apoya en la proliferación de proyectos basados en otros productos preexistentes de éxito que cuentan de antemano con el favor de la audiencia y que, de este modo, minimizan los riesgos a la hora de apostar por ellos en un mercado cada vez más competitivo.

Esta nueva naturaleza en la producción de comedias es un reflejo del estado en el que se halla la industria cinematográfica en general, tanto nacional como internacional, así como de los diferentes engranajes que la componen y que no siempre comparten una misma sintonía. La propensión a una unificación internacional de los conceptos dan como resultado propuestas manidas que no realizan el esfuerzo de reinventarse y que se conforman ofreciendo a la audiencia un círculo vicioso de tediosas adaptaciones a cambio de que su funcionamiento en taquilla sea fiable.