Aprovechando la presencia de Rubik en CIIF Market, entrevistamos a Arturo Olea, director de Music Library&SFX, compañía con más de 20 años de trayectoria ofreciendo todo tipo de servicios que relacionan la música y el audiovisual. Repasamos de su mano algunos de los principales hitos de esas dos décadas en la industria y algunas de las principales complejidades que implica la utilización de música en el audiovisual.
Rubik: ¿En qué consiste vuestra colaboración con CIIF Market?
Arturo Olea: Desde 2018 estamos colaborando con el CIIF Market. Nuestro apoyo incluye la cesión de nuestra música para sincronizarla en los contenidos que produce la organización y ofrecemos consultoría sobre la parte musical de los proyectos seleccionados.
Además, entregamos premios en especie, como el acceso a nuestro catálogo musical para los ganadores. Otorgamos dos reconocimientos principales: uno para un proyecto latinoamericano y otro para un proyecto europeo. También estamos muy vinculados a la industria audiovisual en las Islas Canarias, colaborando con el Clúster Audiovisual Canario y eventos como Aviva y el laboratorio de guion Islabentura, donde también ofrecemos talleres y mentoring.
Rubik: En términos generales, ¿Qué tipo de productores o creativos pueden colaborar con vosotros? Porque entiendo que trabajáis con perfiles muy diversos, desde cortometrajistas hasta grandes productoras.
Arturo Olea: Así es, trabajamos con todo tipo de clientes, desde personas que están empezando hasta grandes productoras. Actualmente, contamos con más de 5.000 clientes entre España y Latinoamérica, que incluyen productoras de cine y televisión, empresas corporativas e incluso creadores independientes que empiezan con un corto y vuelven a nosotros para sus largometrajes.
Ofrecemos varios servicios, desde acceso a catálogos de música de producción, consultoría musical, supervisión y negociación de licencias de música comercial o preexistente. También conectamos a nuestros clientes con proveedores como ingenieros de sonido, compositores o estudios de grabación. Nuestra red de alianzas estratégicas nos permite cubrir todas las necesidades musicales de un proyecto, desde pequeños creadores hasta gigantes de la industria como Mediapro o cadenas de televisión.
Rubik: Me imagino que vuestro catálogo musical es enorme después de tantos años de trayectoria. ¿Cómo gestionáis esa biblioteca y la producción de música?
Arturo Olea: Tenemos dos vías principales: la distribución de catálogos y la producción propia. Empezamos distribuyendo el catálogo de Audio Network en el año 2000, que revolucionó la industria con un modelo de licencias simplificado y global. Este catálogo ha crecido a más de 300.000 títulos, con 1.000 nuevas incorporaciones mensuales.
En paralelo, hace diez años comenzamos a diversificar nuestra oferta produciendo música que responde a necesidades específicas de mercados locales. También trabajamos con compositores y músicos alternativos que nos piden que promovamos su trabajo en España e internacionalmente. Todo esto se complementa con una plataforma propia que hemos desarrollado para conectar a músicos con clientes.
Rubik: En vuestro nombre aparece también «SFX». ¿Qué papel juega esa parte en vuestro modelo de negocio?
Arturo Olea: Los efectos de sonido (SFX) son una parte más pequeña de nuestra actividad. Originalmente, el otro socio fundador de la empresa, que era un apasionado de esta materia, recorrió España grabando y recopilando todo tipo de efectos, que se compilaron y forman parte de nuestro catálogo, con unos 30.000 efectos disponibles. Aunque no es una línea principal, ofrecemos estos recursos junto con nuestros servicios musicales y podemos producir SFX específicos a pedido.
Rubik: Me has comentado que también tenéis un brazo de producción. ¿Trabajáis reteniendo propiedad intelectual (IP) de esos proyectos?
Arturo Olea: Sí, contamos con una división llamada AltContent, que se dedica tanto a la edición musical como a la producción audiovisual. Hemos coproducido varios cortos, especialmente de animación, como Decorado de Alberto Vázquez, que ganó un Goya en 2017. En ocasiones, nos asociamos con productoras en proyectos que nos interesan, ofreciendo apoyo musical, consultoría o negociación de derechos. También estamos generando nuestras propias IPs y buscando sinergias en proyectos innovadores.
Ahora bien. Lo que hacemos es apoyar proyectos que nos parecen interesantes, pero no siempre buscamos un porcentaje de la IP. Sí tenemos un brazo de producción que genera y gestiona nuestras propias IPs, y a veces coproducimos en asociación con productoras, aportando servicios musicales o ayudando con la negociación de derechos. Pero nuestro enfoque principal es crear sinergias y aportar valor en proyectos interesantes, no estamos enfocados en obtener derechos de propiedad intelectual de forma directa en todos ellos.
Rubik: El uso de música y sonidos en producciones independientes, a menudo plantea innumerables dudas legales. ¿Cómo pueden las productoras evitar problemas relacionados con derechos de autor?
Arturo Olea: Este es un tema crítico, y muchas productoras no tienen claro cómo gestionar los derechos de autor. Para evitar problemas a la hora de incluir música en una película o cortometraje es fundamental conocer la Ley de Propiedad Intelectual y, desde el primer momento, identificar qué tipo de música o sonidos se necesitan y gestionar los permisos que necesites para emplearlos. Por ejemplo, hay quienes creen que usar menos de 20 segundos de una canción no requiere licencia, pero esto incorrecto, hay mucha leyenda urbana en torno a los derechos de utilización de la música en el audiovisual.
Todo contenido de terceros debe respetarse, pedir permisos y negociar licencias. Incluso música incidental, como la que suena de fondo en un centro comercial, necesita licencia. Muchas veces las productoras llegan a la postproducción y se encuentran con que no pueden usar ciertos contenidos por falta de permisos, lo que les impide presentar su proyecto en festivales o plataformas.
Nuestro consejo es siempre trabajar con empresas sólidas y legales que ofrezcan garantías. Hay muchas empresas en el mercado que parecen económicas, pero al final lo barato sale caro. La experiencia y trayectoria son fundamentales para evitar problemas legales que puedan poner en riesgo una producción.