El cartel de una película es, muchas veces, la primera imagen que vemos de ella. Sirve para seducirnos, captar nuestra atención, cazar nuestro interés o abrir el deseo de saber más sobre esa nueva historia que está por llegar. Por Wild Pony Studio

El cartel es una de las piezas centrales sobre la que pivotará toda la campaña de promoción de la película y, una vez esta haya quedado atrás, es la única pieza que perdurará y la acompañará para siempre. Desde los estudios de diseño intentamos siempre encontrar el cartel que mejor venda la película, pero que a su vez sea fiel a ella, para que perdure y la acompañe de manera natural.
Al final, el cartel de cine no deja de ser una manera de encapsular una experiencia sensorial difícil de sintetizar o simplificar en una sola imagen, como sucede con las portadas de los discos musicales. Diseñar un cartel de cine no es nada fácil; crear algo nuevo, auténtico y diferente es, además, un reto constante. Lo fácil es caer en clichés, en imágenes que ya has visto, que el público descodificará en segundos y sabrá, casi inconscientemente, de qué tipo de película se trata.
Cada película pertenece a un género. Y al igual que ocurre con el guión, la fotografía o la banda sonora, cada género tiene sus propios códigos. Conocerlos permite arriesgar con criterio, ser original sin perder el rumbo ni generar confusión.
Para una película independiente se buscará el fotograma perfecto, el momento que mejor represente la película y que el fotofija haya cazado durante el rodaje. O, si lo importante es vender bien el casting, como sucede en el género de la comedia o en series, habrá que realizar un shooting ad hoc para el cartel y otros materiales de promoción.
Trabajar con los fotofijas desde el inicio del rodaje —desde el guión, muchas veces— es fundamental, ya que te puedes adelantar a lo que posiblemente será la imagen que mejor representará a la película. Y si esa imagen no aparece de forma clara en el guión, habrá que crearla o diseñarla para poder ejecutarla durante el rodaje mediante una sesión de fotos. Esa imagen, si logramos encontrarla, será la que nos dará la base para todo lo que viene después.
Una vez tenemos ya la imagen, o las imágenes, con las que realizaremos el cartel, empieza un proceso largo de pruebas y experimentación para encontrar el punto justo: el acabado final, el código de color (cuanto más simple, mejor), ya que este ayudará a recordar y a fijar esa imagen en la memoria.
Transformar una fotografía en un cartel es, muchas veces, un ejercicio de composición, de retoque, de embellecer o limpiar, de simplificar y, finalmente, de fusionar con el diseño del título y el resto de textos.
El diseño del título también es una parte fundamental en el cartel. Es lo primero que debe verse en un primer vistazo. En algunos géneros, como el de fantasía o el de comedia, se diseña casi como un logotipo. En cambio, en el caso de las películas de autor o independientes, se busca la elegancia y la personalidad.
LOS TÍTULOS DE CRÉDITO
Es por eso que, una vez diseñado el título y los textos con su tipografía específica, muchas veces se busca coherencia usándolos también en los títulos de crédito. Ninguna película puede prescindir de ellos, ya que su función es la de imprimir en pantalla el título y los nombres de todo el equipo artístico y técnico.
Hacerlo de manera que estos no pisen ni interfieran, sino que se fundan con la película de forma natural, es más delicado y complicado de lo que muchos piensan. Hacerlo con buen gusto es imprescindible si no quieres que se conviertan en una molestia justo en el momento en que estás entrando por primera vez en la historia.
LAS PLATAFORMAS DE STREAMING Y LAS SERIES
El diseño del cartel de cine no es ajeno a las modas, a las tendencias, al momento en el que convive con otros títulos. Y no solo hablamos de estilo visual o referentes culturales: también la irrupción con tanta fuerza de las series y películas de plataformas de streaming ha cambiado la manera de diseñar los carteles. El espacio que ocupan o donde se exhiben ya no es el formato rectangular de toda la vida; ahora muchas veces son modulares y, en función de dónde estén expuestos online, pueden ser rectangulares, cuadrados, apaisados, etc. Esto es otra variable o un condicionante más a tener en cuenta a la hora de diseñar.
El hecho de que el cartel muchas veces conviva con muchos otros títulos en un mismo catálogo de plataforma hace que los diseños sean más directos, más simples. Se intenta buscar una sola imagen, lejos de las composiciones tan cargadas y elaboradas de antes. Ya no hay tiempo y todo va muy deprisa. Las campañas pasan tan rápido que muchas veces parece que solo tienes una imagen para dejar huella.
Por otro lado, el hecho de que las campañas, además del exterior como opis o lonas, también tengan que generar interés online durante un período de tiempo, implica que se tengan que crear muchos más materiales o diseños adicionales.
Muchas campañas empiezan con un teaser póster, muchas veces más icónico y simple —el que en los años 80 habría sido el único cartel de la película— como por ejemplo E.T., Jurassic Park, Gremlins, Cazafantasmas… pero que pocas veces tendrá hoy una tirada en impresión para exterior y se quedará únicamente para la campaña online. Posteriormente, se lanza el cartel para cines, con una imagen donde se vea mejor el casting.
Hoy se busca un equilibrio: la elegancia del teaser póster sin renunciar al reconocimiento del reparto principal. Y esto es, realmente, lo que hace que diseñar un cartel de cine ahora mismo sea tan complejo… y, a su vez, un reto ilusionante.