La tercera temporada del spin-off The Walking Dead: Daryl Dixon, que recientemente ha finalizado su emisión, fue rodada en varias localizaciones españolas. La producción recorrió ocho Comunidades Autónomas, 22 municipios y 38 localizaciones, a lo largo de 10 meses. Por Nerea Méndez Pérez

Daryl Dixon (Norman Reedus) y Carol Peletier (Melissa McBride) se habían visto por última vez cruzando el Eurotúnel desde Francia hacia Inglaterra y, en efecto, como se puede ver al inicio de la tercera temporada, ambos caminan por tierra inglesa con el Big Ben o el Puente de Londres como telón de fondo.
No obstante, su intención es regresar a Estados Unidos para reencontrarse con sus amigos y la estancia en suelo inglés es breve. A bordo de una pequeña embarcación capitaneada por Julian Chamberlain (Stephen Merchant), apodado “el último británico en la isla”, ponen rumbo a Norteamérica. Con ningún zombi que pueda alcanzarles en alta mar, parece que la pareja cruzará sin complicaciones el Atlántico, pero una tempestad cambia abruptamente la dirección del velero.
Próximo destino: la Costa da Morte
Fue a finales de 2024 cuando el universo de la ficción de AMC+ –basada en la serie de cómics homónima de Robert Kikman, Tony Moore y Charlie Adlard–, tomó el litoral gallego como uno de los escenarios de la tercera entrega. Hasta allí se desplazó un equipo de rodaje compuesto por 300 personas, entre técnicos, actores, especialistas y figurantes.

La Coruña ofreció varios paisajes para escenificar el momento del naufragio: la playa de Boca do Río, en Carnota; el arenal y la antigua factoría ballenera de Caneliñas, en Cee; o la costa de Camariñas.
Asimismo, se grabaron varios planos aéreos en los que se puede ver el entorno del Faro de Punta Nariga, en Malpica.
Galicia no solo aparece reflejada a nivel geográfico, también hay todo un abanico de referencias culturales: se ve el traje tradicional gallego o máscaras propias del carnaval ourensano como los felos de Maceda, los cigarróns de Verín o los peliqueiros de Laza.
En el plano lingüístico, además del español y el inglés, en versión original se pueden escuchar diálogos en gallego y catalán.

Un Madrid con pinta británica
Tanto los espectadores como Daryl y Carol descubrimos que estamos en España al final del primer episodio, cuando ambos personajes se topan con un mapa de sendero de la Costa da Morte. Lo cierto es que llevamos recorriendo la geografía española desde el principio, incluso cuando creíamos estar en Londres buena parte de la acción se rodó en Madrid.
Trasladar toda la unidad y los medios de producción al Reino Unido para unos pocos días de rodaje no era eficiente, así que se buscaron localizaciones en la ciudad que, con ayuda de decorado, efectos visuales, vestuario y otros recursos del departamento de arte simularan la capital británica.
De este modo, calles como Arbalán, Madrazo y Cedaceros terminaron sustituyendo Londres a base de concentrar hordas de zombis, coches destartalados y vegetación invadiendo el espacio público, así como las típicas cabinas telefónicas y autobuses de dos pisos.
El Palacio de la Trinidad, ubicado en la calle Francisco Silvela, también fue otro de los lugares escogidos para la grabación. En el primer episodio se puede ver cómo Daryl y Carol escapan de una masa de caminantes entrando en el abandonado palacete, tras unos agónicos minutos forzando la cerradura de la cancela de rejería que da acceso al vestíbulo. En planos sucesivos aparecen el hall central de doble altura, un corredor y distintas estancias del palacio.
A estas localizaciones se sumaron la Bolsa de Madrid, el Hotel Ritz, zonas de Vicálvaro y la Colonia del Pico del Pañuelo, en el distrito de Arganzuela. De hecho, este último escenario sustituyó a una secuencia de acción clave ambientada en Barcelona.
El rodaje también trasladó al equipo a lugares aún más alejadas del centro, como Las Rozas, El Escorial, Lozoya y Rascafría, que aportaron sobre todo atmósferas boscosas.
Solaz del Mar: un pueblo gallego en Castilla y León
Estos no son los únicos momentos en los que la serie juega al despiste en materia de localizaciones. El municipio castellanoleonés de Sepúlveda se transformó en el pueblo ficticio gallego de Solaz del Mar, donde residen los nuevos personajes principales interpretados por Óscar Jaenada (Federico), Eduardo Noriega (Antonio) y Alexandra Masangkay (Paz).
Para recrear de manera convincente un pueblo gallego, el equipo de producción se encargó de añadir elementos costeros como redes de pesca, arpones o barcas. Los preparativos del rodaje comenzaron a finales de agosto, las grabaciones se produjeron en octubre y allí permanecieron hasta diciembre.

En este tiempo recorrieron diferentes espacios del municipio, como la Plaza de España de la Villa, sus edificios históricos y el barrio de la Pucherillas. A ello hay que sumarle el resto de escenarios creados específicamente para el spin-off, como una muralla, decenas de almenas en un pretil de piedra en la carretera y un arco construido junto a la puerta del Río, una de las siete puertas del recinto amurallado de Sepúlveda.
Segovia también fue otro de los enclaves visitados, en concreto El Espinar y la Abadía de Párraces, donde situaron las casas de los personajes de Antonio y Federico. Por su parte, Navaluenga, un pueblo de la provincia de Ávila, ofreció el entorno del río Alberche y su puente románico datado del siglo XVI para el ambiente medieval de la serie.
Tierras áridas e inhóspitas
Para abarcar una producción de estas dimensiones –y no solo a nivel geográfico– se instalaron varios campamentos de rodaje y sets en diferentes puntos. Así, entre octubre y noviembre pisaron también tierras aragonesas en busca de paisajes desérticos que ahora protagonizan el quinto episodio de la temporada, de estética marcada por el spaghetti western.
En el Pueblo Viejo de Belchite, en Zaragoza, se filmaron escenas en la entrada principal del pueblo y en el interior de la histórica iglesia de San Martín de Tours, cuya fachada se utilizó incluso para una de las portadas promocionales de la tercera entrega. El equipo también pasó unos días en la zona esteparia de El Planerón, donde se puede ver a Daryl circular en motocicleta en una de las escenas.

Otra de las localizaciones clave para este episodio fue Teruel, que acogió el rodaje de una secuencia en la que el protagonista cabalga a lomos de un caballo por una vía ferroviaria. Para esta escena fue necesario sanear un tramo de vía en desuso de unos 10 km entre Híjar y Samper de Calanda. Esta tarea contó con la colaboración de la Asociación de Amigos del Ferrocarril y Tranvías (Azaft), que se encargó también de rehabilitar y preparar un tren para el decorado.
Travesía por el resto de la península
El sur de España tampoco se salvó del apocalipsis. El barrio del Albaicín, en Granada, es otro de los puntos que figuran en el mapa de localizaciones, incluyendo su famoso Mirador de San Nicolás y sus vistas de la Alhambra. En la localidad de Monachil, la carretera del Purche se abrió paso como ejemplo de paisaje montañoso de la Vega de Granada.
Por su parte, Sevilla aportó lugares como la Plaza de España, el Parque de María Luisa, el Palacio de la Motilla, Casa Pilatos y el Real Alcázar.
La travesía también condujo a los caminantes hasta el noreste peninsular, en concreto a Badalona. Allí se han rodado escenas que combinan su paisaje marítimo con las antiguas construcciones industriales de la zona. La filmación se realizó en el barrio de la Mora, cerca de la playa de la Marina y con el telón de fondo de las Tres Chimeneas de Sant Adriá del Besòs. El equipo también se trasladó al parque de atracciones del Tibidabo de Barcelona para rodar durante unos pocos días y al municipio de Marganell, donde se capturó una carretera en dirección a Montserrat.
No todas las localizaciones españolas de la tercera temporada están en ámbitos rurales o escenarios urbanos. Por ejemplo, la escena de la tempestad en alta mar del primer episodio se rodó en el tanque de agua de la Ciudad de la Luz. Durante aproximadamente 3 días, unas 250 personas trabajaron en las grabaciones del complejo alicantino.

Por último, aunque solo acogió un día de rodaje, también se debe mencionar la breve visita a Castilla-La Mancha. Estaba previsto que un especialista cruzara el puente de San Pablo de Cuenca subido en una motocicleta, pero el despliegue de medios no se produjo debido a las previsiones meteorológicas de lluvia. Finalmente, la grabación se materializó en un dron sobrevolando diferentes carreteras de la capital y el entorno de las Casas Colgadas para el departamento VFX de efectos visuales.
Todas las localizaciones mencionadas forman parte del ambicioso mapa de rodaje que se diseñó para esta tercera entrega.
El pasado mes de febrero, AMC+ anunció la finalización de las grabaciones, en las que han participado 322 técnicos españoles, 2.491 figurantes a nivel local, 123 especialistas de acción y un total de 70 actores, de los cuales el 93% del total son intérpretes españoles.
En España, el apocalipsis todavía no ha terminado, pues la cuarta entrega también se está rodando en el país. Esta vez se incorporan a las localizaciones Toledo y Bilbao; y repite por segunda vez Segovia, con la plaza de toros de El Espinar como protagonista.
Así que, por unos meses más, los zombis seguirán campando a sus anchas por la Península Ibérica.