'The Monkey' (Beta Fiction y YouPlanet Pictures)

Crítica ‘The Monkey’: No es un juguete

febrero 21, 2025
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Después de la elegancia clásica de Longlegs, ganadora de un Saturn Award a mejor guion, Osgood Perkins nos sorprende, tan solo medio año más tarde, con una aventura desternillante salpicada por abundantes dosis de hemoglobina. Por Belit Lago

‘The Monkey’ (Beta Fiction y YouPlanet Pictures)

Nunca olvidaré la noche en que, en casa de una amiga de adolescencia, acabamos viendo uno de los primeros episodios de Cuarto Milenio, programa todavía en emisión. En 2005, cuando aún se estilaba aquello de ‘hacer zapping’, entre canal y canal, la imagen de un mono y su pandereta nos dejó hipnotizadas.

El relato de Stephen King en el que se basa The Monkey tiene como protagonista a un muñeco de las mismas características, aunque Perkins decide cambiarle el instrumento. En esta adaptación, el movimiento que aterroriza a los gemelos Hal y Bill —ambos interpretados por el jovencísimo actor estadounidense Christian Convery (Oso vicioso)— deja de ser horizontal para volverse vertical: un diminuto y mecánico brazo sujeta la baqueta que, al recorrer ese sube y baja en busca del tambor, desatará un fatal destino para cualquier desdichado que se encuentre a su alrededor.

El director de La enviada del mal (2015), que también aparece en la cinta como el tío cafre de los protagonistas, decide habitar por primera vez y de forma absoluta un tono de comedia negra, planteando una juguetona mezcla entre los excéntricos personajes de los Coen y situaciones que parecen sacadas de éxitos del terror adolescente como El diablo metió la mano (Rodman Flender, 1999) o la primera entrega de Destino final (James Wong, 1000).

‘The Monkey’ (Beta Fiction y YouPlanet Pictures)

En este sentido, el cineasta propone un viaje espeluznantemente cachondo que interpela constantemente al espectador al manejar referentes populares de los últimos noventa y los primeros dos mil, alzándose como una especie de actualización sofisticada del fenómeno Scary Movie (Keenen Ivory Wayans, 2000) —como película palomitera para ver con los colegas—, pero con la mala leche de El muñeco diabólico (Tom Holland, 1988).

Bajo la fachada de divertimento acumulativo (resulta imposible llevar la cuenta de la cantidad de muertes que se suceden sin tregua a lo largo de sus ajustados 95 minutos), se percibe el deseo de aportar profundidad a la trama, y es aquí donde la película deja de funcionar.

Cuestiones como el peso de la herencia familiar o la necesidad de aprender a lidiar con la muerte son temas que el neoyorquino ha tratado a lo largo de su filmografía; aquí, sin embargo, dicha voluntad no acaba de encajar con el objetivo esencial: hacer reír a una platea ávida de secuencias tan ligeras como locas, tan divertidas como siniestras.

Otro tema que irrumpe en medio de la superficialidad casi inherente a este tipo de propuestas es la dualidad monstruosa, representada por Theo James (The White Lotus 2) en su doble papel de los hermanos tras un salto temporal de 25 años. Dos identidades opuestas que responden a personajes arquetípicos: un padre atormentado por las cualidades maléficas del objeto diabólico —el bueno—, y un solitario cuarentón obsesionado con la venganza —el malo—. James se las apaña para ganarse al público desde su primera aparición, despertando nuestras ganas de verlo más a menudo en la gran pantalla y dejar al fin de relacionarlo con la saga Divergente.

‘The Monkey’ (Beta Fiction y YouPlanet Pictures)

Los puntos fuertes de The Monkey consiguen que olvidemos por completo aquello que parece forzado o, incluso, reiterativo. La capacidad de provocar esa magnífica sensación de fiesta colectiva dentro de una sala de cine más allá del ámbito festivalero es una proeza que pocos autores logran, y en este caso, el hijo de Anthony Perkins —cuya emblemática Psicosis se cuela entre los innumerables guiños de la cinta— lo borda.

Como guinda del pastel, solo nos hubiera faltado un cameo de Devon Sawa, gran protagonista de ese género en sí mismo que es el terror dosmilero.