Jacques Audiard ha revolucionado el mundo del cine con un musical sobre narcotráfico y transición de género que acumula trece nominaciones al Oscar, en medio de una intensa controversia por su representación de la realidad mexicana. Por Fer S. Carrascosa
La poderosa irrupción en el panorama cinematográfica internacional de la película Emilia Pérez (2024), el último largometraje del director francés Jacques Audiard, ha convertido a la cinta en un fenómeno social sin precedentes desde su estreno en el pasado Festival de Cannes, celebrado en mayo de 2024, donde el filme recibió una larga ovación y ganó dos premios (Premio Especial del Jurado y Mejor Actriz).
Por otra parte, su estreno también ha producido un acalorado debate entre algunos sectores de la población que ha trascendido más allá de las salas de cine. La narrativa de la cinta se presenta como una audaz fusión entre géneros tan dispares como el drama criminal y el musical.
La historia sigue los pasos de Rita Mora Castro, a quien da vida Zoe Saldaña, una abogada mexicana que se ve envuelta en el sorprendente encargo de ayudar a Juan “Manitas” del Monte, interpretado por Karla Sofía Gascón, un poderoso líder del narcotráfico que pretende dejar toda su vida atrás y llevar a cabo una transición de género que le permita convertirse en la mujer que siempre ha querido ser. Con una estructura narrativa ambiciosa y una propuesta visual y sonora que rompe con los convencionalismos del género, la cinta es una obra arriesgada, llena de simbolismo y con una mirada particularmente sobrecogedora sobre la identidad y la redención. Para ello, Audiard, quien es conocido por su enfoque detallado y meticuloso, ha conseguido generar una estética única a través de la combinación de elementos extraídos de diferentes géneros cinematográficos.
Todo ello ha contribuido a que la recepción de Emilia Pérez en la temporada de premios haya sido apabullante. La película, que acaba de ganar el Goya a Mejor Película Europea, fue la gran ganadora de los Premios del Cine Europea y también obtuvo diez nominaciones a los Globos de Oro, de los cuales logró alzarse con cuatro de ellos, en las categorías de Mejor película de comedia o musical, Mejor actriz de reparto para Zoe Saldaña, Mejor canción original y Mejor película de habla no inglesa.
Pero su verdadero hito ha llegado con sus trece nominaciones para la próxima edición de los Premios Oscar que tendrá lugar a principios del próximo marzo y que además la han convertido en la película de habla no inglesa con más candidaturas en la historia de los premios de la Academia. Entre sus trece nominaciones, las más destacadas se encuentran en las categorías principales de Mejor película, Mejor dirección para Audiard, Mejor guion adaptado, Mejor actriz de reparto para Zoe Saldaña y finalmente Mejor actriz principal para la española Karla Sofía Gascón, quien hace historia al convertirse en la primera actriz trans en ser nominada al Oscar, sumándose al selecto grupo de intérpretes españoles que han competido por la estatuilla, como Javier Bardem, Antonio Banderas, Penélope Cruz y Ana de Armas.
Más allá de las fronteras hollywoodienses, el filme ha cosechado un enorme éxito en otros lugares, como demuestran las doce nominaciones en los Premios César otorgados por la Academia del Cine Francés y las once a los BAFTA británicos.
Sin embargo, el éxito de la película ha estado acompañado de una continua polémica. Desde que se proyectase por primera vez, el filme ha sido objeto de encendidas críticas, especialmente en México y Latinoamérica, donde varios sectores han acusado a la película de demostrar una alarmante insensibilidad ante los problemas locales, señalando que trivializa el narcotráfico y las desapariciones forzadas, además de reproducir estereotipos culturales considerados incorrectos.
Audiard se ha defendido y ha afirmado que, aunque estuvo cuatro años trabajando en la historia, no pretende conocer México como los mexicanos. «Es una realidad interpretada (…) No se puede pedir a una ópera que sea absolutamente precisa y realista, porque no se dirige estrictamente al cerebro, le habla al corazón», dijo a Agencia EFE.
Esta controversia se agravó por unas declaraciones que el director de Un profeta y De óxido y hueso dio en una entrevista concedida al medio francés Konbini el 21 de agosto de 2024 y que ahora han vuelto a ganar relevancia, donde el director francés aseguraba que “el español es un idioma de país emergente, un idioma de país modesto, de pobres, de migrantes”, comentarios que han sido ampliamente rechazados en México y que han hecho que se avive el debate sobre la percepción del cine europeo respecto a las realidades latinoamericanas, generando un intenso cruce de opiniones en redes sociales y medios de comunicación.
Uno de los puntos más conflictivos ha sido la ausencia de talento mexicano en los papeles principales. Salvo por la actriz Adriana Paz, el elenco está compuesto mayoritariamente por intérpretes que no tienen orígenes mexicanos, algo que fue justificado por la directora de casting, Carla Hool, quien argumentó que tras una amplia búsqueda, los mejores actores para el proyecto resultaron ser extranjeros. Estas declaraciones también generaron una enorme indignación en la comunidad mexicana, al percibirlas como un desplante hacia el talento local del país azteca.
Figuras como el director de fotografía mexicano Rodrigo Prieto, famoso por su colaboración con Martin Scorsese en películas como El lobo de Wall Street (2013), Silencio (2016), El irlandés (2019) o Los asesinos de la luna (2024), se pronunció al respecto en una entrevista concedida para Deadline el 24 de noviembre de 2024: “En primer lugar, no me gusta que la película no se haya rodado en México. En segundo lugar, ¿por qué no incluir a más mexicanos para que participen en la producción? Todo es completamente falso. No me refiero al aspecto musical, que creo que es genial. Esa es una gran idea. Pero, ¿por qué no contratar a un diseñador de producción mexicano, un diseñador de vestuario o al menos algunos consultores? Nunca habría un cartel en la cárcel que dijera ‘Cárcel’, sino ‘Penitenciaría’. Sí, tenían coach de diálogo, pero me ofendió que una historia así se retratara de una manera que pareciera tan poco auténtica. No estoy en contra de que los no mexicanos hagan películas en México, pero los detalles son importantes. Miren a Ang Lee. Es de Taiwán e hizo Brokeback Mountain. Pero él sí se enfoca en los detalles”.
Sin embargo, otras influyentes figuras de la industria cinematográfica mexicana, como el oscarizado director Guillermo del Toro, elogió a la cinta en un encuentro celebrado el 9 de enero de 2025 en el que coincidió con Jacques Audiard, destacando su valor artístico: “Creo que para que funcione el tono en una película, tiene que existir en una realidad cinematográfica. Y Emilia Pérez lo logra. Empiezas con una coreografía más tradicional, más fluida. Y poco a poco la propia película, sus ritmos, el uso de la luz y de la cámara se vuelven musicales, aunque no haya momentos musicales. Es tan sabio el uso de la luz. Es hermoso ver una película que es cine. Y nadie dice ‘cine’ como los franceses, suena muy bien”.
El uso de inteligencia artificial en la producción también ha sido motivo de debate. Se reveló que la producción utilizó la tecnología Respeecher para mejorar la pronunciación en español de actrices como Selena Gomez y Zoe Saldaña, así como para armonizar las notas musicales de Karla Sofía Gascón. Este hecho también suscitó varios cuestionamientos sobre la autenticidad de las interpretaciones y la integridad del proceso creativo en una obra que pretende abordar temas de identidad y representación. Si bien el uso de IA en el cine es un tema en constante evolución, el caso de Emilia Pérez ha sido especialmente polémico por el peso que ha tenido en la construcción de sus personajes y en el desarrollo de su propuesta artística.
La incesante controversia en la que se halla envuelta la cinta ha tenido un nuevo capítulo con las declaraciones que la actriz Karla Sofía Gascón realizó el pasado 21 de enero de 2025 para el diario brasileño Folha de Sao Paulo, donde señaló que había sido víctima de una campaña de desprestigio en redes sociales por parte del equipo de la película brasileña Aún estoy aquí (2024), de Walter Salles, y del entorno de su protagonista, Fernanda Torres, con quien la actriz española rivaliza de cara a la consecución del Oscar: “Creo que es una mujer maravillosa, aparte de una actriz increíble que se merece todo el reconocimiento en este mundo. Lo que no me gusta es que haya un equipo de redes sociales que trabaja alrededor de estas personas intentando demeritar el trabajo de otras, como es el mío, o el de la película, porque eso no lleva a ningún sitio. Para resaltar el trabajo de una persona no necesitas hundir el de los demás. En ningún momento me habrá visto nadie hablar mal de Fernanda Torres o de la película de Fernanda Torres, pero en cambio sí veo a muchas personas que trabajan en el ambiente de Fernanda Torres que hablan mal de mí y de Emilia Pérez. Eso habla más de ellos y de la película de ellos que de la mía”.
Estas afirmaciones podrían entrar en conflicto con el pudoroso código de la Academia hollywoodiense, que insta a todas aquellas personas implicadas en las películas a no realizar declaraciones que puedan mermar la promoción y el desempeño en taquilla de otras producciones, poniendo en juego incluso su propia candidatura.
Además, recientemente también han salido a la luz varios tweets antiguos de Gascón con comentarios racistas e islamófobos, burlas sobre la comunidad afroamericana y críticas a la inclusión en los premios Oscar. Ante la indignación generada, la actriz tuvo que emitir un comunicado oficial el 31 de octubre de 2025 a través de la plataforma Netflix, en el que ofreció disculpas públicas: “Quiero reconocer la conversación en torno a mis publicaciones anteriores en las redes sociales que han causado dolor. Como miembro de una comunidad marginada, conozco muy bien este sufrimiento y lamento profundamente haber causado dolor. Toda mi vida he luchado por un mundo mejor. Creo que la luz siempre triunfará sobre la oscuridad”.
Más allá de la controversia, Emilia Pérez se ha convertido en un fenómeno que ha trascendido más allá de lo meramente cinematográfico gracias a su mezcla de elementos musicales, su mirada sobre la identidad de género y su retrato de la violencia en México, que han generado opiniones diametralmente opuestas. Para algunos, se trata de una obra maestra que reinterpreta realidades desde un prisma artístico, mientras que para otros es una representación fallida, desconectada del contexto al que intenta retratar.
Lo cierto es que, más allá de las opiniones de sus detractores y defensores, la película ha conseguido abrir una conversación global sobre la responsabilidad de los cineastas al abordar temáticas delicadas y se ha convertido en la película internacional del año.
