De las tres cinematografías que resaltamos en la serie de artículos ‘Focos de producción audiovisual fuera de Madrid y Catalunya’ (puedes leer el de Andalucí aquí y el de Galicia aquí), Euskadi es claramente el territorio que está en una situación más avanzada con un cine que lleva ya unos años haciéndose cada vez más fuerte. Por Carlos Aguilar Sambricio

Precisamente eso destaca Mar Izquierdo, coordinadora general de Zineuskadi, asociación dedicada a la promoción del cine vasco: “Creo que el cine vasco lleva muchos años creciendo y posicionándose a nivel mundial. Los proyectos son cada vez mayores, crecen en presupuesto y ambición, y además las productoras se mueven más en las fases de desarrollo, es decir, cada vez más gente viaja a mercados, labs, pitchings, donde conocen a posibles coproductoras, a programadores de festivales, se sale fuera, y eso, tiene su retorno”.
Izquierdo también valora el hecho “el euskera no sea algo que da miedo”. Así, tanto 20.000 especies de abejas (Berlinale) como Irati (Sitges) han tenido un recorrido por festivales, o Negu Hurbilak en Locarno. “Todas son en euskera y eso quita los pocos prejuicios que podían quedar sobre producir en euskera”, añade.
También hemos charlado con Leire Apellaniz, productora de Señor & Señora y vicepresidenta de EPE-IBAIA, la gran asociación de productoras vascas. Ella estima que es “evidente” que el cine vasco está creciendo y que “sólo hay que ver las películas que van a los festivales y que van los Premios Goya” y contar cuántas son vascas.
“Hay una nueva generación de productoras vascas que están haciendo cine de autor desde aquí. Además, también viene gente a hacer cosas un poco más comerciales”, afirma la productora.
Asimismo, también cree que se ha incrementado el volumen y la calidad de las producciones vascas Koldo Zuazua, productor de Kowalski Films y que ocupa la otra vicepresidencia de EPE-IBAIA. Esto tiene que ver, según expone, con que “se han mantenido y, de alguna manera, fortalecido las políticas públicas, tanto a nivel de ayudas del gobierno vasco como de ayudas de diputaciones, así como con la televisión autonómica”.
Zuazua también incide en el incremento de los incentivos fiscales, que ha sido “un elemento determinante” para ello. “A nivel estructural, sobre una base que ya existía, ha habido un fortalecimiento importante. Ha ido in crescendo y creo que son políticas que están bastante bien coordinadas y eso fomenta un caldo de cultivo para que aquí se ruede bastante con talento y equipos locales”, afirma.

Apellaniz considera que el hecho de que el Gobierno vasco apoye al cine con dinero público es “fundamental” e indica que “junto con Catalunya y Comunitat Valenciana”, tienen “las ayudas regionales más importantes”. También subraya la oportunidad de tener ETB en primer término ya que les permite “empezar a trabajar desde ahí y garantizar el dinero público”. Ese acceso privado es clave incluso en casos como óperas primas dirigidas por mujeres, que pueden tener hasta el 75% de dinero público.
Ni Apellaniz ni Zuazua opinan que hay demasiado en común en cuanto al cine vasco. “Creo que estamos haciendo cine absolutamente dispar, se están haciendo muchísimas cosas diferentes. Se está haciendo mucho documental, ficción muy de autor casi experimental, también ficciones muy comerciales…. Creo que hay un abanico inmenso”, comenta Apellaniz.
La productora sí que admite que “hay un perfil muy autoral”, con muchas productoras “vinculadas a cineastas, como los Moriarti, Aritz Moreno, Txintxua Films, Ion de Sosa o yo misma”. Pero dentro de ese perfil, los gustos “son muy variados”.
Por otro lado, Zuazua señala que los elementos identitarios no determinan la producción “más allá de las películas que puedan estar en euskera”, que quizás sí pueden tener unas connotaciones más identitarias con lo local. El productor también recalca que, con la irrupción de las plataformas, “hay un cambio en los últimos años sobre la demanda de contenido local, de historias vinculadas con lo local”.
La descentralización de la producción España, afirma, “ha sido una cosa natural” pero es que además “lo está demandando el cliente de las plataformas y las televisiones” y eso ha ayudado a que “el talento se diversifique” y que “los equipos se estructuren con más fortaleza”.
Apellaniz vincula la proliferación de profesionales en Euskadi a los incentivos fiscales y la atracción de rodajes, aunque los productores también tiene acceso al incentivo y les permite hacer películas más grandes: “Ha cambiado el escenario y mucha gente se está quedando aquí porque pueden rodar todo el año”.

En ese sentido, esto también ha hecho que se aceleren muchísimo los cambios jerárquicos en los equipos técnicos, como indica Zuazua: “Antes para ser jefe de un departamento, tenías que hacer un periodo gremial de ir subiendo escalafones desde auxiliar y ayudante, y eso te llevaba cuatro o cinco películas. Ahora, como hay tanta demanda, adquiere responsabilidades gente con una trayectoria más corta. Eso a veces es bueno porque descubres talentos de manera muy inmediata pero otras no es tan bueno porque la gente adquiere responsabilidades más tempranamente de lo que convendría”.
Para ayudar a esa llegada creciente de producciones ha llegado la nueva Film Basque Country, una iniciativa que sirve como punto central de información. “Desde que la hemos puesto en marcha, no paramos de recibir peticiones de información. El incentivo es lo que interesa principalmente pero nosotras queremos que quien venga, vea lo que se produce aquí y también se quede a coproducir proyectos locales”.
El efecto de los espectaculares incentivos fiscales que ahora tiene País Vasco todavía no es fácil de calcular pero Izquierdo espera que también “ayude a potenciar lo local”, que no vengan “únicamente a buscar la deducción” y en ese sentido la coordinadora de Zineuskadi asegura que, poco a poco, van preguntando por el ecosistema local.

Zuazua admite que se están notando “mucho” los incentivos fiscales. “El año pasado fue brutal, la verdad, sobre todo en cuanto a producciones nacionales que han venido tanto a Gipuzkoa como, sobre todo, a Bizkaia”, asegura. Ha sido tal el boom que ha habido “una saturación del mercado audiovisual” y mucha gente “ha tenido que venir de Madrid y de otras regiones de España porque no se daba abasto con los recursos propios”.
Euskadi también se está preparando con nuevos platós y estudios. “Hay unos platós en Gipuzkoa bastantes importantes (Zinealdea), que han tenido bastante demanda, y en Bizkaia también hay otros, además de proyectos para construir más”, subraya el productor.
Zuazua incide en que “muchísimas empresas de servicios se están consolidando en Euskadi a nivel de alquileres de material (cámara, iluminación, etc) o empresas de postproducción, y esto está profesionalizando mucho el sector”. Es muy “importante” que haya “un tejido sólido y permanente”. Como traslada el productor, sólo queda esperar para comprobar “si de verdad todas estas inversiones que se están haciendo van a perdurar en el tiempo”.